viernes, 1 de octubre de 2010

QUIZÁS

Quizás ni tenga nombre.
Anunciado sólo por el temblor
del follaje.
La risa invisible, el grito
de un pájaro, lo oscuro
de la voz. Cierta dulzura,
cierta violencia.
El espeso, voluble
tejido de la noche rozando ahora
el cuerpo del agua. Y por fin
la muy lenta pasión
del fuego, sofocada.
Era verano.


EUGÉNIO DE ANDRADE (traducido por Ángel Campos Pámpano)
Del poemario La sal de la lengua (Hiperión)

NOTA de A.C.P.:
Homero, Melville, Kavafis, Pessanha, Williams están citados aquí, sutil u ostensiblemente, para dar cuenta de una pasión por esa realidad "rugosa" tan rica en contradicciones que nos permite poner a Camilo Pessanha al lado de William Carlos Williams. Son algunos compañeros del alma, dicho sea con un ápice de presunción, marcas que delimitan el huerto, pequeño pero ennoblecido con su presencia.

Análisis general:
Palabras que más utiliza en este poemario: cal, huerto, luz, mar, mirada, sol, verano, frío, casa, viento, tierra, lluvia...
Eso dice mucho. Es un poemario escrito en Casa de Serrúbia, en Foz do Douro, de julio de 1994 a septiembre de 1995.

Crítica:
Un poemario de senectud, sabio, pulido, sereno: con una emoción luminosa y contenida y con esa mirada íntima a las pequeñas cosas y a la infancia desde la inminencia de la muerte. Absolutamente profundo desde la brevedad de sus poemas. Un lenguaje despojado y evocador. El poema dice más de lo que dice. Donde acaba empieza una especie de magia. Uno lee este poemario y se queda con una sensación gratificante. Poemas como destellos fugaces de un mismo aliento poético, y una obsesión temática que los va hilando a lo largo de las páginas. Un poemario homogéneo, preciso, vivo, con imágenes simples al tiempo que brillantes, y en el que se conjuga una sabia verbalización del mundo con una recreación en la belleza del poema: La sal de la lengua. Un fruto de invención y una lección de maestría poética desde el oficio trabajado de la palabra. Un libro de un poeta viejo y sabio. Una mirada desde los dones aprendidos de la escritura, desde la sencillez y desde la belleza del ritmo y del lenguaje. Como dice en un poema: "Sólo quien ama así las aves/ trae todo el sol en la mano."
(opinión de Luis Llorente Benito)

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