domingo, 3 de octubre de 2010

CABEZA FINAL

Todas las ideologías le dieron de palos.
No conoció la alegría de lo posible.
La humillaron la historia del mundo
y la vergüenza de su país,
la calvicie, los dientes perdidos,
una oscuridad excavada bajo los ojos,
el fracaso personal de su lenguaje.
El obrero que respiró en su interior
ávido de oxígeno y universo continuo
dejó caer el martillo. Fue la razón
quien cegó sus propias ventanas. Pero tampoco
encontró en el delirio conclusión alguna.
Por eso, quizás no fue tan descortés
esa manera de negar el mundo al despedirse.
Sucedió así: vomitada
la náusea de la época,
y reposando sobre la última almohada
volvió hacia la pared
lo poco que quedaba de su rostro.


                                      Joaquín O. Giannuzzi (Buenos Aires, 1924-2002)

*Del poemario Cabeza final (1991), en Antología poética (Visor)

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