miércoles, 11 de enero de 2012

metapoemas

DETRÁS DE ESA PUERTA...

la palabra, ese cuerpo hacia todo
                              Roberto Juarroz

Detrás de esa puerta está la vida.
Es un hilo de ojos
saliendo del sueño, armado como un pájaro
que desconfía de la noche. Allí hay siempre
una pregunta, y todo empieza a deshacerse,
como el temblor de un día que se alarga
amarillamente en el verano. La luz tras cristales
o la lluvia y el beso
de este fuego: secreto ardor, comienzo de mí,
alegría tras la puerta. Amar este lugar
tan sin tiempo, esta infancia que se olvida de nosotros
ahora que el día es diferente. No tengas prisa
por salir. El poema empieza en la palabra
que nunca has esperado. El poema es un relámpago.
Y la vida en el poema es una puerta.
Ellos miran. (Ellos, los fantasmas):

miran la puerta e imaginan que es una ventana

y así el poeta repite la historia
con su voz.



LA IRREALIDAD DE LA PALABRA

Déjalo que te hable
      Sonia Betancort

¿Quién persigue la ceniza del poema?
¿Quién mira? ¿Quién oye el pulso de la voz?
Es un gesto que repito en cada verso,
hilando los días y la noche.
Es un pliegue ante al abismo,
una semilla iluminada,
un cadáver donde nace otro cadáver.
Una huella en el silencio que se pudre.
Las palabras tiemblan. Se apagan también.
Iluminan la voz en el desierto.
El poema avanza; el fuego no sabe qué decir.
A veces espera, y la espera se convierte
en un sueño de agua. Se deshace en la mentira.
Es principio y objetivo.

Aquí comienza la palabra;
deja que te hable el poema
y encontrarás un paisaje diferente.
Un lugar que no existe. Un sentido
contrario a lo que somos.
La memoria, el número, el final de cada noche.
Siempre finges lo que escribes.
Lo irreal se define en cada paso.
El paso de la luz sobre tus ojos.
                                                      Y en tu mirada
destilas el paisaje.
Descifras la muerte. Inventas un olvido.

Porque en esa inexistencia está el poema.


Luis Llorente

martes, 10 de enero de 2012

ESCUCHANDO A ANDY STOTT

Escucho los ruidos
del pájaro que abre la boca hacia otro pájaro
y encuentra
otra voz en la ceniza.
Sobre tus manos de mercurio hay un día desterrado.
Aquí sólo el tiempo
intenta definirte. Corre mientras llegas
al lugar secreto. Corres llegando
y el amor se ha ido. Intentas
definirte por encima de la sombra,
descubrir la luz
que en el agua se comunica con más luz.

Sobre tus manos de mercurio hay un día desterrado.

Escucho los ruidos
que nacieron del silencio,
los bucles donde se desata la espesura.
Sólo me quedan los fragmentos.
Se han gastado los trajes de entonces.
El amor ya se ha ido, y sólo puede
extenderse como un cuchillo de agua
entre la música que se extiende. Sólo vienes
y el temblor está
sumergido en lo irreal, y tanta punzante
luz en las líneas del día que se pierde,
y sólo encuentras
la soledad del gato,
la hormiga que amanece junto a nadie,
el tiempo de las sílabas rotas.

Tu voz en la ceniza.
El día desterrado.


10-1-2012 



http://www.youtube.com/watch?v=zAVTnDpobms&feature=related

domingo, 1 de enero de 2012

LECCIONES DEL RELÁMPAGO

1-1-2012

La herida el párpado que cae
oscuro se detiene
y la válvula del aire cuelga sobre las calles de enero
y el frío deja su lenta mansedumbre a la deriva
Nadie está nadie entra
Sólo escucho la sed y el nombre del olvido
El refugio la mecánica la invasión de tanta música

Nadie está Nadie sabe Nadie entra
en los ojos de la sangre

Sobre la boca del mundo el violín de la alegría
y tú infinita mirando las especies de mi noche

Te amo con los dientes del silencio
Me amas con la muerte de los tigres



1-1-2012

La lección del relámpago
Light my fire
Light my fire
Light my fire

No me dejes con la boca
cayendo de la luz
abriendo el fuego
Encender el abismo Proclamar el vértigo
todo lo renovado desaparece
la memoria destruida
allí donde no había secretos
pájaros

y siempre
mirar las alas ensangrentadas
del tiempo y su frío
cadáver

No me dejes con la boca
cayendo de la luz
noche o fuego o tiempo

No me dejes caer en la tentación
de entrar hasta el fondo de tu cuerpo
y decirte que el amor era la noche
cerrada como un párpado



1-1-2012

El poema
estéril, el reloj
ardiente
de la tarde muerta. Sigue
el paso de la luz

y sigue y sigue la sangre
y muere y muere la memoria
y dice al alba el escrúpulo
del viento que no cesa
sobre
tus manos
agrietadas y los ojos de nadie
que se va
y se fue
y se ha ido
y entonces perseguir el faro del silencio
como húmeda y profética
venganza, y no digas que esto es un verso
sino un brazo que arde.



1-1-2012

Hay un niño en ese cuadro.
Hay un perro.
Hay un árbol.
Hay un pájaro.
Y la carne, la raíz, el manto
destruido de la noche. (Ese jardín,
la niebla de la infancia).

Y cómo esta mirada
hacia el lugar
inaccesible. Lo secreto,
lo de nadie,
lo que se tiende sobre mí.



1-1-2012

Este es el poema de la muerte:
hay un gato
con los ojos vacíos.

Esta es la entrega de la luz.

Lo efímero aparece. Se alarga. Nos engaña.

Y todas las presencias olvidadas
–destruidas por el bosque de la vida–
y en qué antiguo laberinto está la noche
y su puente al alba de cristal.

Hay una casa vacía.
Tierra de nadie.
No eres. Soy
tu espejo.


Luis Llorente, Lecciones del relámpago