miércoles, 13 de octubre de 2010

LA NOCHE FERMENTADA...

La noche fermentada sobre las colinas.
El ojo, los huesos, la sangre que es camino
en esta tierra blanda, aguja impenetrable,
y dura, asesina, entra en la hierba seca del otoño.
El cáliz, aquí, los cuerpos de bronce,
las estatuas pálidas
que son residuos del día
muriendo aún más largamente.
El tedio de la pregunta congelada,
y la raíz, la raíz de la respuesta,
y los latidos tan calientes y el fulgor del aire.
Es el viento. Es la lluvia. Es la niebla.

Oscura mano
detenida en el silencio del ángulo,
la calle gira a la derecha
y quién está tras este vino de pasos solitarios.

El poema es nuestro canto: este reloj
que va parando la tierra en su latido,
su latido ardiente y estepario. Es llanura
la flor del silencio, la flor de la sola noche
hacia otra noche sola,
la flor del olvido que se mece
y termina en este instante,
instante árido,
minuto trémulo,
coronación del tiempo
que va sonando en las ventanas de la noche.

Y os miro como dioses extinguidos,
y no sabéis cuán bella es esta luz
porque no conocéis este camino
bajo los árboles parados de la noche
y la lenta ternura del eclipse.



Luis Llorente Benito
13-10-2010 (se lo dedico al dios de la noche y del alcohol)

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