miércoles, 27 de octubre de 2010

ALGUIEN ME OBSERVA


Alguien me observa desde la ventana.
Alguien tiene el mismo miedo
que el gato que cruza las ciudades
y las nombra en cada paso.
Los ojos de octubre bailan en el viento.
El viento traspasa las alcobas de la memoria.
La memoria se resiste a celebrar el olvido
en las aldeas de la sal y la madera. Y nace el humo.
Alguien tiene hogazas de fuego para el hambre.
Alguien esconde los motivos del día,
y sabe que hay un principio de extraña incertidumbre
donde gravita la sombra, allí,
en los árboles que murieron en agosto
y que ahora levantan su fantasma en la cárcel del otoño.
Las ramas se desnudan
y algunas no obedecen a la ley,
duerme Heráclito y el río nos arrastra a cada instante:
todo nos lleva hacia otra luz
en este valle de azulada nieve.

Alguien me observa desde la ventana
cuando paso por la calle donde un día vine a vivir,
en las esquinas de mi barrio, en los rincones sucios
de la melancolía, esa noche de domingo
que todavía dura
y que sucede por nosotros a la lluvia.

Alguien me observa
y entonces busco un lugar
más perenne que este cuerpo,
un lugar donde morir feliz
como insecto viejo en cualquiera de las habitaciones de la tierra.
Alguien me observa
y esta lágrima es su vino antiguo,
su ardiente sangre, su sabor amargo
y su túnel hacia el sol
como el viento de octubre avanzando lentamente.

Alguien me observa en su latido.
Alguien me observa
y oigo la respiración de las estrellas.

Y comulgo con las rosas de este día
para verme en otro espejo,
                                         para escapar de toda incertidumbre,
para saberme dentro del desierto
de la luz de la inocencia.


Luis Llorente Benito,
Salamanca, 27 de octubre de 2010

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