miércoles, 6 de octubre de 2010

POSESIÓN Y PERMANENCIA

No salirse del trazado pretendido.
Encontrar la lluvia y la palabra exacta.
Abrir los ojos al mundo invisible
y los pájaros son memoria de la luz,
son reloj y son distancia
inerte todavía.
La sencillez de lo sagrado y la ceguera visionaria.
La celeste mansedumbre.

La complejidad del árbol y su belleza transformada,
la infancia borrosa como un cuadro impresionista
o como una fotografía en sepia (aquellos muebles,
los objetos amados,
el pasillo y la inocencia de su anchura.)

Saberse derrotado, la geografía fugaz
de un paraíso antiguo.
La condición del desastre,
la metamorfosis de la niebla. Como una lágrima de sangre,
como una corona de espinas suplicando para saciar la sed.
La angustia del camino prometido.

Estas piedras doradas
y este vino amargo e inmoral:
la estabilidad del miedo
y la definición del tiempo.


                                              Luis Llorente Benito, junio 2009 (escrito en un momento de desequilibrio mental y poseído por una experiencia mística), perteneciente al poemario Figuras errantes (inédito)

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