lunes, 4 de octubre de 2010

EN MI PUERTA

En mi puerta se sienta otra vez
el invierno. Trae consigo
el mar. Está viejo
y delgado el mar, negro de crudo.
También trae árboles; ciegos
y sin ningún pájaro:
hasta sin viento se bambolean.
Me duelen sus hojas
boca abajo en la calle,
la respiración difícil.
¿Quién vendrá, injuriando el tiempo,
sacudiendo las gruesas
gotas de frío?
Sólo una sonrisa encendida
calentaría sus manos; del corazón
no hablo: no hay lumbre
que lo seque y lo haga nuevo.


Eugénio de Andrade
(traducido por Á.C.P.)

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