martes, 27 de diciembre de 2011

LA CABEZA CONTRA EL CIELO (II)

El cielo cabalga con temor en la lechosa noche granulada.
                                                                                          Anne Michaels

La cabeza contra el cielo.
Y solamente
seguir con su paso en el abismo.
Como una planicie
al fondo de la ciudad secreta, medir
la sombra, ensayar
el origen de la luz y el peso
de la lluvia de diciembre.
                                                    Aquí
descansa el ruido, los libros empolvados,
el beso de la muerte
en el silencio, el resto del día
que se va extinguiendo y nunca
será esta llama en la memoria.
La carne, su sentido oculto,
el espíritu del tiempo en esta habitación
bajo la luz amarilla de la lámpara.
La intimidad que nos une y nos convoca.
(Pensar en ella y saber que está
amándome tan lejos, feliz en su lugar,
en su paisaje, en su rutina o circunstancia).
Aquí descansa el ruido, vierto
agua en el vaso de la muerte
y es la vida disfrazada. Aquí el día
lento y fugitivo, y todo lo que huye bien termina,
y todo lo que termina
es una forma de la huida. Aquí el poema
transparente, las palabras
sobre el limpio silencio, la distancia
entre la luz
y el origen de la perspectiva: el cuadro o el dibujo,
este lugar,
y tu nombre
bajo la lluvia
que empieza a oírse en la ventana.


Luis Llorente
27-12-2011

sábado, 24 de diciembre de 2011

Tres poemas



Tenía la sed de un tumulto equivocado.
Un destino sobre el alba
se cumplía lentamente. Los tímidos paisajes de la noche
irrumpiendo, nombrando
la voz en duermevela,
las sílabas del mundo en sus palabras
transparentes, letra de agua, palabra
invisible sobre el canto,
reflejo de ti, anuncio
de la aurora, vientre largo
que se tensa como un puente, frutos
habitados, ternura de lo fértil: aquí
somos la palabra que nunca
diremos, y ahora la noche es una hormiga
perdida en el desierto, y sucede
a todo lo que ya
no ha sido, a todo lo que estuvo aquí,
con la sed de un tumulto equivocado.




En esta hora sagrada
te amo. La posesión no entiende
el mundo. (Nunca es posesión,
sino entrega). Aquí la noche en el umbral
dibuja los insectos azules del sueño,
los violines destejidos en la lluvia,
las lámparas
vomitando luz sobre el piano
en una sala vacía. Y el fantasma de ti,
ahora que vengo sobre esta dormida aguja
del cielo, es un cuerpo que se alarga
en el bosque de la espera, legítimo
temblor, nunca tanta muerte
compartida, nunca tanto origen
nuestro, nunca tanto amor
sobre los labios
de dos cuerpos unidos
por el fulgor de un largo beso.




Y mirarte
como rueda la luz
en las farolas de diciembre. Ebrio
de deseo, fingidamente amando,
rompiendo las costillas del silencio
y entregando
toda mi luz
a toda tu luz,
todos mis ojos
bajo el techo del mundo, ese arco negro
de la noche, ese muerto invisible,
ese dios que nunca escucha, la mirada
en la tierra, la calle sin tus pasos,
la locura que se agita, la ebriedad del tiempo
y su desgaste. El peso de la niebla

y el veneno
del amor.
La música del tigre
y su secreto. Escucho, comprendo
los animales sagrados, la costumbre
del encierro transparente, el interior sellado, ese oscuro
dominio,
el sueño líquido
chocando contra el muro,
el círculo de fuego. Escucho, comprendo
tu cuerpo y sigo
siendo tu noche. Escucho, comprendo
y te persigo
y me persigues,
y dame toda tu luz

como al vampiro le das sangre.


Luis Llorente
24-12-2011

viernes, 23 de diciembre de 2011

LA VACA MUERTA

Tímido afán este vivir cerrado.
Tímida sombra entre la sombra ausente.
                               J. M. MUÑOZ QUIRÓS

Ha muerto una vaca y nace el hechizo de este campo.
El cáliz se apresura y estalla en la sombra. Las sílabas
lo dicen todo. Es de noche y empieza a vivir

tras la humedad de la sal. El río cambia de forma
y hay caracoles excavando en el silencio. Las raíces
de esa flor no parecen del reino de la vaca. Es su sangre
y su excremento. Todo empieza en este secreto espacio
sin nombre. Amanece el cielo en la memoria. Pero
ahora es de noche
y no hay más guarida que este fuego, esta forma de mirar
en los vértices del extraño paraíso. Y todo se convoca
bajo la noche,
y lo indefenso abre un surco
y deja allí lo inhabitable. Invisible lugar
que ya vuelas, tímida luz
en mis lágrimas cerradas.


Campo a las afueras de Segovia, 23-12-2011

martes, 20 de diciembre de 2011

poema


Este poema.
Esta luz que cruza
de un lugar extinguido
a otro lugar
extinguido. El vuelo del sombrero
en aquel señor que dibuja su muerte
por la calle. El ruido
del coche
que pasa solo, en esa calle oscura
y tan vacía. El peso del silencio
y las astillas del mundo: un cartílago
ardiendo en la memoria. Este contenido
llanto tras un disfraz. (Y qué disfraz,
cómo ponérselo). Y nadie sabe, ninguno sabe
dónde está el camino. En toda duda
hay un pájaro que cae. En todo pájaro
un corazón oxidado que define
el tiempo y su secreto. Aquí no el muro
sobre el vientre. Aquí la fingida tristeza
nauseabunda. Este poema. Este verso
que no digo. Esta calle. Este insomnio.
Estos ojos que se alargan sobre el canto
y el ángulo exacto de la luz inerte.

Esta sorpresa inevitable.


Segovia, 20-12-2011

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL DISFRAZ DEL TIEMPO

                                Esa tienda ya la han quitado.
                                                       Un señor mayor

Si del amor nos llega la nostalgia
y sabemos cómo se atraviesa
un muro en el vacío, y de la luz tan sólo
queda un resto que vuelve de otra noche,
y las ciudades tienen labios de mentira,
y los ojos y los pasos
corren
tras el perfil del tiempo
como aquello que resiste en la memoria,
y entonces el olvido
es una hora aproximadamente blanca,
y sólo hay ceniza sobre el día
cuando contemplo este amanecer sin nadie
como una herida que define el cuerpo,
y el regreso me llama
con una lluvia de guantes oscuros, y ese pájaro que ahí
repite su canto: hace un año en este patio lo escuché
y ahora es otro. Seguramente haya muerto
porque corta es la vida de los pájaros. Y corto aquello
que nació en esta ciudad
de extraña descendencia. Los estudiantes
son distintos, los muros de este lugar
son distintos, yo soy
otro ya, y no sé si es mejor
repetir el gesto de la muerte
que abrazar la vida en lo que queda.


Luis Llorente
(Salamanca, 14-12-2011)