jueves, 28 de abril de 2011

AMOR EFÍMERO

                  ¡mírala, ausente toda de palabra,
                  sin voz, sin eco, sin idioma, exacta!

                                                   José Gorostiza

Y todo comenzó sin concesiones.
Dar las gracias por una obra maestra
que se alargaba lentamente hacia el olvido.
El amor siempre tuvo una forma muy precisa.
El amor, una taberna
donde nunca atienden al sediento.
(El amor, el poema que te escribo
con el peso glorioso de una sombra).
Estuvieron siempre juntos y distantes.
Bebieron de la misma copa, escucharon
el destello de la misma música.
En ese momento, la luz perdió su norte
y se quedó mirándola a los ojos,
y ella supo todo lo que la noche
había dicho en voz baja, con esas palabras
necesarias, que nunca salen de la boca,
que siempre acaban cuando empiezan.
Y él conocía de antemano la nostalgia,
y el amor se definía a cada instante:
un extraño país que huele a nunca,
un destierro por la vida y su memoria.



2

La posición contraria de unos labios,
la ceniza perfecta en tu mirada:
miras y te alejas y empiezas a caer
como todo el vacío que se queda.
Me recuerdas a mí. Te pareces tanto.

martes, 26 de abril de 2011

TRES POEMAS

LA SOLEDAD ES UN ALIENTO EQUIVOCADO

La soledad es un aliento equivocado.
Yo te escribo
y la música me vence.
Yo te escribo
y la música me mata. Me invades –luz a lo lejos,
luz de dentro– y te digo que la piedra es larga,
la piedra como un párpado, la piedra
como un túnel, la madera o la esperanza.

Y un martes que comienza no comienza. Y yo,
la ciudad es mía, y la ciudad es mía, y mía
es la ciudad y yo la sigo. Y yo la ciudad. Y yo la muerte.
Y yo el sonido del aire cuando revientan las raíces.
Y en esa esquina hay un resto de diciembre. Y yo fui.
Y yo escribí este poema que te entró hasta el fondo de la boca,
y mi semen era el canto en tu espesura. Y tu cuerpo ardía
y yo te dije que eras la más bella de todas las muertes.



ENTONCES UN PÁJARO BLANCO…

Entonces un pájaro blanco
cruzó la sombra.

Entonces la mentira comenzaba.

Entonces yo invadía tu sepulcro,

y eran ojos saliendo de mi muerte,

y ahora estoy aquí, y sé que esto es un camino
extrañamente equivocado, equivocadamente extraño, turbadoramente
inevitable, y sé que mientras recuerdo los páramos
donde pasé aquellas tardes de verano, contemplándote,
hay una hora flotando en el agua,
hay un piano que termina en un violín.

Y ahora te pienso y te creo. Te recuerdo así,
tal como eras, tal como vienes, y eres, y sangras
aquí conmigo. Y es la memoria este cauce
levantado sobre el día. Y tu boca se dejó besar
por la mentira. No me amaste. Yo tanto fui contigo
que te amé de esa manera. Y ahora el pulso, el fuego
que revienta, estás allí y te veo y dónde, dónde me dices
que fuiste mía.



CENIZA DE AMOR

Miré los muros del amor.
Y ya no estaban.

Miré tu cuerpo devastado.
Miré la piel de los minutos
antiguos. Todavía estabas.

Miré esa luz (cierro los ojos
y es tu habitación
este país en ruinas y sin norte, y tu cama una ciudad
donde los mirlos amaban a las nubes).

Miré la lluvia, medí tu noche y tu regreso.

Todavía eres ceniza.


L.

lunes, 25 de abril de 2011

DOS POEMAS DE AMOR



CÓMO ESCRIBIR UN POEMA...

Cómo escribir un poema
con las palabras necesarias.
Cómo decirte lo que pienso
cuando el mundo corre hacia tus ojos.
Cómo encontrar el abismo
y las lentas paredes indefensas.
Cómo sangrar como la noche
y cómo apagar la sed.
Cómo parecerse al olvido
y barnizar miradas en retratos.
Cómo entregar al cuerpo su alegría
cuando no hay cuerpo ni alegría.
Cómo poner sobre el brasero
las cenizas de las vidas apagadas.
Cómo lentamente desnudarte
mientras el agua gira y se derrite el tiempo.
Cómo extender la grasa de la muerte
por todo este desierto que es tan nuestro.
Cómo, larga avenida hacia la luz, cómo
invadirte y dibujarte, cómo arrancarte el rostro,
cómo inventar una estatua en la ceguera.
Cómo quemar el barco que quemamos.
Cómo las camas saben despedirse.



Y UN ABISMO DE LABIOS, AHORA QUE ES ABRIL...

Y un abismo de labios, ahora que es abril
y los ríos corren hacia no sé dónde, y está lejos
y es extraño el lugar y tu voz me pertenece
y entonces conozco la madrugada que quedó en el horizonte,
y los hermanos de ese perro no vinieron a morderme, y sigo
estando aquí, y ahora es posible que una lágrima
empiece a resbalar por mi mejilla, porque es abril,
y en abril las tardes me recuerdan a septiembre,
y es septiembre, y en septiembre las tardes me recuerdan a junio,
y es junio, y en junio las tardes me recuerdan a abril y entonces es abril
otra vez y luego no te llamo. Y me escondo
para decirte, cuando vengas por la línea oculta de la noche, que te he estado amando
todo este tiempo, sin buscarte ni llamarte ni pretender parecerme
a los asombros, aquellos que perdieron la esperanza, y te he estado buscando
porque nunca te he buscado en todo este tiempo, y te he estado amando
y resulta que no te has dado cuenta, y resulta que hay un mirlo
colgando de la luz, y resulta que estoy en el jardín de mi casa de verano,
aquella que está a las afueras de la ciudad y que nunca se ha movido,
pero a veces viene hasta mis ojos y está aquí, y la siento ahora, y cierro los ojos
como dos puertas en la noche del mundo, y entonces mis párpados son labios,
y entonces empieza a existir una pequeña sombra en la esperanza,
y una pequeña esperanza empieza a nacer de un pequeño resto de la luz
que a su vez era un pequeño resto de la noche. Y entonces te amo,
entonces te digo que te amo, y te estoy besando lentamente,
y estás aquí pero no estás aquí
como la estatua ausente que se perdió en la niebla,
y eres muda y frágil, y tus ojos son ciudades
proclamadas por un imperio de luz que nunca llega,
y por eso te amo, y te estoy besando lentamente,
y es un sueño líquido como en una adormidera, y soy tu hombre,
y la música nos desata con su cuerpo en nuestro cuerpo, y te estoy amando
y tú también me amas.


L. LL


miércoles, 20 de abril de 2011

PREMIUM BEER


La calle se alarga
demasiado. Esta Bitburger
viene con el paso de la música
y la ciudad respira falsamente. Esta Bitburger
es la quinta, y es de medio litro. Y se sube
hasta el cerebro. Es caminar contigo
la sombra que dejo en las manos.
Tu cuerpo era el paraíso de la lluvia.
Es abril, y siempre he dicho que febrero
tiene otra vida. Y navega a veces la memoria
como si fuera un lagarto que desentierra
los ojos del tiempo que estaba muerto.
Ahora tú lo resucitas, vuelves por la línea
de aquella música, esos discos que hace tiempo no escuchabas
y recorren las sílabas del aire de esta extraña primavera.

Ahora aquellas cajas, sonidos, perfumes, libros de poemas
bajo el polvo.

Qué importa estar en casa, o en un parque,
o en el callejón donde pasó la vida
de vuelta de una gloria inexistente,
tus labios sitiados o el regreso sin venganza.

Qué importa coger el libro de Pessoa
o perderme en los pasillos de Valente.

Qué importa escuchar el disco de Bowie
o el de Lennon.
Me quedo con las lámparas comunes,
con las tardes y las noches que derriten su silencio
y se funden como cera en la nostalgia.

Y ahora sé que para llegar a esto
he tenido que llegar a esto.

Para encontrar esa tierra,
ese lugar común,
es necesario salir del cuerpo
con esta cerveza.

Beber hasta emborracharse.
Emborracharse hasta morir.


L. LL.
20 de abril, Hola chata, cómo estás; te sorprenderá que te escriba...

domingo, 17 de abril de 2011

VÉANLO...


Todos los años a esta hora tengo una sensación
de dolor, como de tomillo e higos secos.
                                                                         JOHN ASHBERY
                                                            traducido por Daniel Aguirre

Véanlo: es la ciudad
donde siempre sucede lo mismo.

(la casa
salir deprisa

llegas tarde
y dónde se va la cita y hacia muy lejos
parece
            que comienza
el pulso distinguido de una sombra)

Véanlo: un hombre con alcuza
yo no sé qué es más gris…
si el acero frío de sus ojos,
si la distancia que acelera la costumbre,
si el paisaje desolado de su alma. –No pienses nunca en la muerte,
amigo, no es el momento
de hacer cuentas. Incongruente,
el azul nos encontrará, y el sol.

(llegas tarde
no importa dónde estás no importa que se quede todo
flotando en el vacío)

El rostro del tiempo esta mañana
estaba aquí. La casa de fiebre y de insectos
o la casa de libros y de ojos. (Siempre hay dos:
definitivamente el mundo es platónico).
Los poemas, las miradas saliendo hacia la tarde mientras huele el día.
Comer despacio con un vino, saludar al fantasma
que se sienta al lado, hablar con mi padre
de la muerte. –“Morimos por el mero hecho de haber nacido”,
bromea haciéndose el filósofo barato.
–“No digas esas cosas, Luis”, responde mi madre con cierta venganza.

Y pienso en todo esto
mientras camino por la tarde de la ciudad,
mientras la cita se alarga indebidamente
porque debo ver a alguien
que conozco cuando empieza a irse.

Cuando regreso a casa, cierro la puerta
y me miro al espejo, y queda bien cerrado
todo lo que he vivido hasta entonces,
es cuando comienza la memoria.

Sucede siempre así.

Véanlo: siempre sucede lo mismo,
pero puedo cambiar la inclinación de esta noche y su regreso,
puedo cambiar la estructura del tiempo
mientras mis zapatos se pudren y me suda la piel primaveral.
Las moscas y el vaso de agua y las uñas mordidas, y el papel
es un texto mojado –tanto sudor– pues hoy es un día de verano.
Y ya no sé a dónde llego tarde, por qué existe la prisa,
por qué se desnudan tus ojos cuando me retraso un poco,
por qué a pesar de todo me invitas al café
y me propones tomar otro.
(Nunca utilizaré la palabra amor, al menos para esto).
Y ya han pasado cuatro días y estoy escribiendo este poema y es domingo.
“Esto es un mapa cualquiera de la vida”,
las formas se iràn con la costumbre, y dentro
de cinco años, o de quince, o de veinte,

volveré a casa, y el cielo devastado como un muro infranqueable
estará viejo, y estaré pensando en ella, y en lo que fue
el encuentro con sus manos,
y a todo esto está empezando a llover
y miro la hora y son las siete

y me siento como un perro sin su hueso.


L. LL.
17 de abril, 2011

sábado, 16 de abril de 2011

ESTIRAR EL AGUA

                          Estirar el agua, desatar su costura.
                                                  ANNE MICHAELS

Estirar el agua, correr hacia la luz
y dibujar los borrosos bosques del pasado.
Allí las ramas se estremecen,
yo cruzaba entre las sombras
o buscaba setas con mi padre.
El río se alargaba como un cuerpo en las tardes de marzo.
Escuché los ruidos
del silencio. Supe que Dios
se escondía en la montaña. No siempre
creí en Dios. (No siempre fui
un ojo de los astros).

Estirar el agua, volver a los lugares
que siempre nos gustaron, violar la intimidad
del aire mismo, soplar como sangre
sobre el agua que queda tras la lluvia,
los charcos en la tierra
y la indefensión de la memoria.

Y ahora pienso en tu cuerpo.
Siempre cuando estás ausente.
Siempre sin mí y contigo. Siempre
cuando llueve
sobre la tierra de la muerte. Cuando vengo
de una tarde inacabada y la ciudad es un páramo
de vida, también de muerte, sobre mi lenta memoria
indefensa. Cuando poseo la nostalgia
con tu nombre pronunciado entre las plantas
de un balcón antiguo, que sabe que la luz
es un túnel en el tiempo.

Volver al agua, desatar
la costura de la luz,
devorarlo como fruta de serpiente.
Como horizonte incendidado.
Como voz
en las líneas de mi sangre.

Volver contigo
por la senda de la noche
y que el regreso sea la esperanza.

Amarte de esta forma
que comprendo sólo a veces.


L.
16-4-2011

jueves, 14 de abril de 2011

POEMA DE AMOR



la encarnación del día, del alba y sus regalos:
la hierba y el rocío, los insectos
colmados de misterio, ser el bosque
y respirar el bosque sin prisa hasta el crepúsculo.
                                                                 BEN CLARK

Y empezó la música
en aquel jardín vacío.
Aquello era un vaivén a nuestro alcance.
Ella miraba su alegría
y yo pensaba en la noche
húmeda y sin ella. Ella hablaba
alegre y yo escuchaba triste,
con la atención de un párpado que suda,
con la derrota comprendida y cierta.

Quise quedarme por más tiempo. Aunque a veces
el dolor me basta.

Pero se fue
como todos los minutos que han pasado por mi rostro.
Se fue como todo,
porque todo termina, porque a veces los sueños
deben quedarse donde están, y no entrar nunca
otra vez (no intentar violar la puerta: es mejor
dejarlos ahí como cadáveres),
                                                 y respirar
con la sangre ya distinta, aceptando
que un camino se borra en el tiempo,
que todo es una línea rota en el pasado,
un desgarrado límite sin dueño,
un trozo de memoria que sucede,
un ojo muerto o un grito que se ahoga:

respirar aceptando la derrota,
comprender que hay lugares que nunca se repiten,
comprender el vacío que nos queda
y la misma música sonando a lo lejos,

comprender que todo lo que se va
estará siempre con nosotros.


Luis Llorente, 14 de abril, 2011.
(A Mariajo, por si algún día descubres este blog y dejas de ir tan a tu bola).

jueves, 7 de abril de 2011

ASCENDEMOS POR LA SOMBRA...

la transparencia del espacio
                             era la transparencia del silencio.      
         
                         OCTAVIO PAZ

Ascendemos por la sombra
como un rito en la nostalgia.
Esta es la casa
que fue tuya, que fue mía,
que fue de nadie.
Esta. No habrá
otra mejor. El jardín
levanta su costumbre
y el invierno agigantaba sus pasos.
Aquí leí el poema Ascensión hacia el reposo
de Luis Rosales
y me cambió la tarde.
Aquí, la cerveza del alma
bajo la lluvia de verano.
Aquí el campo
muy cerca ya y muy frío, comenzando septiembre
y las piscinas empezaban a ponerse
oscuras. Allí
la ciudad. (Sí, al fondo
la ciudad, como un pasadizo
que sólo conocen los ojos del ausente).
Y la distancia celebraba la alegría.
Y todo parecía
más vivo que un sueño,
más cierto,
más música,
más calma. Más luz,
más cumbre,
más ascensión.

Ascendí por esa sombra
y ahora es esto un espejo de retales
que profano con mi canto.


L. LL.
Uno de los últimos siete poemas que he escrito entre la entrada anterior y esta.
No subo todos por varios motivos.


martes, 5 de abril de 2011

ESCRIBIR


Escribir
como se aclara
el agua sucia de los puentes.
Rayar la noche, esbozar,
ensayar el tiro y la distancia
con la bala que asombraba a tus palabras.
Escribir
como se inventa el humo.
Escribir lo mismo que un cuchillo.
Escribir como la sangre
flotando en el río,
como el alma sumergida en el desastre,
como el abismo de un sueño de dilatadas profecías.
Escribir el manantial de la respuesta,
o el grito de la tarde en los tejados.
Primavera absurda: cuánto calor desata furia.
Furia,
furia,
furia,
la del poema
que empieza a morderse la lengua, la del aire
blando y seco, la de tus manos
húmedas por mí (cuando me miras
y no sabes qué decirme),
la del zapato viejo que destruía el horizonte
en las últimas agujas.
Oíd
el canto del ocaso en los escombros de un nuevo país,
los despojos del día destruido,
la herencia de tu extraño viaje,
el grito sordo del camino que serpea
y los árboles aquellos que nos miran. Oíd
el sur de la serpiente, el enigma
de un labio en otro labio,
un cuerpo frío que se acaba
y proclama incertidumbre en cada pulso,
en cada latido de lluvia profanado,
y de luz, la luz que escucho
con la piel sudando, en esta tarde de abril
tan calurosa, tan devastada y ebria
porque empiezo a entregar mi cuerpo a las tabernas.
Escribir como se dice adiós.
Escribir igual que un hombre le tapa los ojos a una mujer
para decir su amor. Para decir su vida.
Escribir con ese gesto milenario. La noche
vendrá a buscarnos

y no habrá vendas para cubrirla.

Escribir en la guarida múltiple.
Escribir en el instante que se ha ido.
Escribir en el reflejo de lo ausente.
Escribir como te digo adiós.
(Y ya no está ese día. Y ya no vienes a buscarme.)
Escribir en los cansados acertijos.
Escribir en las promesas incumplidas.
Escribir en los códigos del ajedrez secreto.
Escribir como te digo nunca.
Escribir como quien entra en casa,
y dice muerte, y dice barco, y dice adiós.
Escribir como se dice lluvia, con un alfabeto
extraño y confundido.
Escribir como se dice siempre, como se nombran
las gargantas de una nube.
Escribir como se clava el tiempo en la ceguera.
Escribir en la raíz de los duendes que se pudren.
Escribir como un color que suplanta a los desiertos.
Escribir en lo transparente del viento. Escribir aquí
y no decirte que he venido.
Escribir con la memoria desgastada,
cansado, sin aliento.
Escribir con la musa extendida por toda la ciudad.
(Como un vino derramado, que inmensamente nos persigue).
Escribir en tu nombre mi poema.
Escribir como quien dice adiós.


 L. LL.
5 de abril, 2011


LA PLAGA

Cada poema un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
                  ÁLVARO MUTIS

Con el día lento se escribe la muerte.
Con las balas de tinta que respiran.
Con las sombras que se inclinan hacia mí.
Con el vuelo que alimenta tus nosotros.
Con la fiebre del silencio putrefacto.
Con la lágrima que cuelga de la noche.

El aceite de la boca de la música.
La materia que nos mira agonizando.
La luz atravesada por tu lengua.
La sangre que se muestra invertebrada.
La distancia que celebra su alegría.
La vida que es un llanto de oscuras vibraciones.


L. LL.

viernes, 1 de abril de 2011

CRAWLIN´ KING SNAKE

http://www.youtube.com/watch?v=5hYBgpZdbKM

               escuchando Crawlin´ King Snake
               por John Lee Hooker

Escucho el blues
y dejo que sangre la serpiente.
Hoy es 1 de abril,
qué coño haré ahí fuera
mientras silban las celestes balas de la música.
La guitarra vibra, yo tiemblo, él me dice
que es un dios inesperado. (Esta versión en directo
directa al corazón, como un templo
abierto con disparos).

La serpiente avanza,
se mueve,
viene
reptando
como lluvia en nuestros ojos extinguidos.
Tengo resaca y tengo amor.
Tengo miedo y esperanza.
Aquí la vida es una larga carretera,
asfalto puro ante la luz.
Las casas de la tarde terminaban en mis manos,
tú acababas y venías de escribirme
una carta, una pregunta
muda, jardín vacío bajo el secreto de los años
rotos por tu nombre humedecido,
la juventud borrosa y amarilla.

Un llanto de animales como ruidos.
Pienso en ti como se piensa en un mar
que ya no está, que se ha ido lejos.
(Esta canción es puro sexo: guitarra ardiente
estremecida). Canción que velas
con tu aire. Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto
y un mundo interminable
bajo el arco de tu cuerpo.


Luis Llorente
1 de abril, 2011