miércoles, 21 de septiembre de 2011

UNA INMENSA...

Una inmensa
desolación alegre.
Los restos del sol, la brisa,
el desengaño
desnudo de los cuerpos.
Bebo agua y recorro el abandono.
Bebo de ti
y ese viento es muy lejano.
Y es antiguo
todo lo que queda, y tiemblas
tal vez con inocencia, y duermes
bajo la lluvia
                        o bajo la sangre de las plantas.
Bebo de ti y busco
las guaridas del poema.
Sé tú mi límite. Mírame con inocencia.
Sé tú mi muerte. Mírame con alegría.

El verano va acabando
y ningún reguero puede
habitar esta memoria.


Luis Llorente

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL VERANO TERMINA

El verano termina.
Es una casa a lo lejos,
que ya hasta apaga la distancia, el reflejo
de esa luz tan poderosa, pero ya muere,
y en cada mirada es un resto de otro sol
que terminaba en la desnuda
brisa del día
siguiente.
                    Ahora intento
volver a los lugares
donde secretamente estuve,
y fueron cambiando, y apoderándose
de mí, y entregando su cadáver
a la orilla de otro
beso, enredado en el aire
como todo lo que mira y acepta su muerte.

Ahora anuncias el reflejo
de lo que ya no está, como un cuerpo en el pasado
que todavía pretende
dibujar su historia, y que ya tal vez
nunca vuelva a estar aquí.
Hay luz evidente. Evidente vida. Evidente
despertar en lo sonámbulo, y extender las manos
caminando despacio, y lento el día va cayendo
sobre ti (sobre tu vida, sobre su propia muerte),
y entonces uno recuerda
y siente ganas de llorar
por todo lo que ha sido
fiel a su alegría.


Luis Llorente
16-9-2011

miércoles, 7 de septiembre de 2011

EN CADA RECUERDO SOMOS OTROS



Las horas no aman
la ceniza de esta historia.
Aquí comienza un paisaje
y su leve ruido
habitado en la memoria. Aquí sólo
el poema como objeto de poema,
la incomprensión del vacío,
la voluntad de amar y de vivir
por encima de la sombra.
Es delito entregarse a la sorpresa,
ser un emigrante de la desolación,
recorrer ciudades y figuras extrañas
y nunca ser el mismo.
En cada recuerdo somos otros.
(Ahora estoy en silencio
y escucho el ruido
del corazón). Cada latido advierte
que estoy vivo,
que la memoria puede
descifrar paisajes o espejismos,
dictar el fuego de la vida.
Estoy aquí
como se rompe el alma
cuando mira al mar. Estoy
tan mudo
que no sé de dónde viene
esta alegría. O esta vaga tristeza
(al fin y al cabo es lo mismo),
esta música que fluye
al otro lado de la tarde. Y al fondo
hay una puerta,
se detiene un sueño combatido,
su implacable ruina, este deseo
oculto de ser libre, esta suerte, esta imagen
diferente, esta lágrima que comienza a abrirse,
esta sed de conocer mis propias manos,
estas ganas de tenerte (cuando pienso en ti
se detiene todo, y vuelven los lugares
donde estuve solo).

Esta sorpresa, estos despojos,
esta raíz
que brilla todavía, estos
muros tan solemnes
marcando el territorio,
todo lo que amanece y se desgasta
por encima de nosotros,
y la luz que suena al fondo
y lenta va temblando.

En el recuerdo somos otros.
En cada página, en cada paso
que sustituye a la muerte,
en cada mirada que se aleja,
en cada viaje
dentro del viaje, en cada súbita
cortina (y no separo
el sueño de la vida), en cada gesto
que se alarga,
en el insomnio compartido con los muertos,
en el error y en la locura.


Luis Llorente
Biblioteca Libreros, Salamanca, 7-9-2011

lunes, 5 de septiembre de 2011

LA MIRADA INCIERTA


En mi mirada lo he perdido todo.
                          Alejandra Pizarnik

En mi mirada lo he perdido
todo. Uno ahora intenta
descrifrar paisajes, sobrevolar
el tiempo y la distancia. Y no hay espejo que no diga
otra luz, que no entregue su cuerpo muerto a la memoria.
Y aquí nos vamos muriendo. Aquí me voy quedando,
como un ratón abandonado en un sueño de la infancia,
en un agujero que regresa de la noche,
en un pájaro que imita la voluntad del mar.
Miramos y vemos pero con qué torpeza.
La rosa exige la belleza. El rostro, la caricia,
los pasos mundanos entre el mundano ruido y su áspera
figura indolente. Aquí vamos muriendo,
lo vamos perdiendo todo
y no sabemos qué ojo colocar sobre esa rama,
qué sueño tejer con esta música,
dónde inventar otro olvido, un lugar inexistente,
un sentido que no es, un pulso que acaso nos lleva a la brisa
y de la brisa vuelve al alma. 


Luis Llorente