martes, 29 de enero de 2013

LAS CENIZAS DEL AMOR




El humo letargo del contorno, el labio reluciente.
                                                                 José Lezama Lima


He caminado por un simbólico lugar,
la realidad del sueño.
Una mujer que conocí hace tiempo
me decía que me amaba, era febrero
y los días eran casas invisibles
como en un reloj secreto.
Allí estuvimos largo tiempo,
tendidos bajo el arco de la lluvia,
como el latido que une
las manos con el mundo.
He soñado con ella y he vuelto
a quitar el daño a la memoria.
Todo son faros tristes
que apenas iluminan, puentes tendidos
en la fiebre de lo gris,
paseos junto al cadáver de uno mismo,
signos desterrados, momentos extinguidos,
la caducidad de la alegría azul y deseante.
He caminado y he visto
toda la luz del labio reluciente,
su rostro coronado
como un pulso sin descanso. Junto a ella
las horas no pasaban; nada importa
sino el tiempo que crece sobre el tiempo,
las nubes que se acercan
como ángeles que cubren el invierno,
la tristeza del frío y de encontrar la llama
entre todo lo mirado:
aquí estoy más atento
a los ruidos fugaces que vienen a salvarme.
Alejarse de ese extraño paraíso,
recuerdo o llanto, vértebra
de lo oscuro, señal de amor
lejana; ya nada, nadie, volverá
como volvieron nuestros nombres
una mañana de febrero de 2011.


 Luis Llorente
25 de enero, 2013


lunes, 21 de enero de 2013

RAFAEL ALBERTI PASEA POR BUENOS AIRES UNA MAÑANA DE ENERO DE 1953



Después de todo lo vivido,
esta luz argentina que me acoge.
La guerra quedó lejos,
por fortuna no la vi desde la muerte.
Todos los amigos que se fueron, y otros
que buscan otro exilio.
Buenos Aires tiene rincones
tristes, donde pasear
como un fantasma errante
que no ha visto otro secreto, y los cuadros invisibles
aguardan la hermosura de estos días
sonámbulos. Porque yo me salvo en mis poemas,
en la pintura, en los besos a mi mujer
o en esta soledad
a veces tan feliz. Poetas y poetas
en la ciudad inmensa de la Plata,
el frío porteño de este enero secuestrado
por la música de los bandoneones,
los tangos que repiten el dolor
como un paisaje interminable y cotidiano.
Los cafetines donde escribir unos versos
que me lleven a otro reino,
la monodia de mi mente de fantasma,
las charlas amables con Gómez de la Serna.
Cuidadoso, paseante, observo
las mentiras y los dones
de esta ciudad inmensa. Sin prisa,
con la calma de quien ha venido
a ver la vida,
el instante de los pasos y la felicidad
de este exilio extraño y largo.
Los árboles caducos, las largas avenidas, las calles
que llegan hasta el puerto.
La seguridad literaria: Retornos de lo vivo lejano
se está vendiendo bien, los editores de Losada
están contentos. Y es un libro de amor.
Pero detrás de esta belleza
hay otro paisaje en la memoria:
el hombre. Cómo hemos podido
matarnos, por qué las guerras.
Y aquí también la dictadura.
"Cuando Perón tuvo en sus manos
todo el país y todos los resortes,
se fue creando una situación más difícil.
Por ejemplo, María Teresa había trabajado mucho en la radio
y era popularísima, pues daba unas charlas
que se llamaban "Charlas con María Teresa León"
por una de las radios más importantes. Después,
cuando empezó la televisión,
comenzó a trabajar también en ella. Pero iniciaron las listas negras
y nosotros quedamos fuera
de esos medios que, al fin y al cabo, nos proporcionaban
la posibilidad de ayudarnos a vivir,
porque tú sabes que no sólo publicando libros se vive."
Pero pronto nos iremos a Roma. Este no es lugar 
para nosotros,
los que vinimos
entre el clavel y la espada,
con la mano abierta de la libertad,
los que combatimos el fascismo
y fuimos siempre sospechosos.



Luis Llorente


lunes, 14 de enero de 2013

LA MIRADA



                     viendo la lentitud con que se pierde
                     serenando su fin tanta hermosura
                                               Jorge Guillén


Los días viven. Cautiva está
la felicidad de una mirada
entre las sombras de un piano
que suena y se alarga
como los muertos de la luz
en el mar de lo innombrable.
El músico toca sin estar,
el mirlo vuela sin el vuelo.
Una composición inaccesible,
un cuadro donde los niños juegan al invierno,
un rincón donde amar
la monodia interrumpida de la mente.
Cuando paseo hay lugares cambiantes,
las formas son el rostro de un fantasma,
los pasos arden en la lenta tarde de enero.
El día es un bosque perdido
y su órbita una mano de fuego
abierta para conmemorar nuestra alegría.
El poema es un reflejo
de mí mismo: soy otro muchas veces
y no estoy. Y no quiero estar aquí:
la rutina no es lugar para la magia.
Esta voz es el comienzo
de un gesto repetido: hay una deformación en los objetos
que me permite descender
como la lluvia en el fondo del silencio.
Hay una extrañeza en lo observado,
y el instante legitima
su reflejo.
Y no hay guante negro para el tiempo. Sólo nos queda
lo que vemos, lo que somos sin nosotros,
la otra inteligencia que nos mueve. 


Luis Llorente
14 de enero de 2013
(escrito en el móvil mientras caminaba)

viernes, 11 de enero de 2013

SECRETA VOZ...



Secreta voz que duerme,
centinela del viento,
frágil lugar
uniéndome
con la lluvia del día que comienza,
espejo del tiempo que no muere,
tesoro
de saberse en lo que nunca está,
alegría de mudanza
y resurrección, corona
sin ruido, lentitud
al beso, signo de amor:
lo uno mío en lo visible.


11-1-2013

miércoles, 9 de enero de 2013

SOLILOQUIO EN EL CAFÉ



Si he de esconderme, por seguro que será
en el mismo templo, en la luz de la Poesía:
                                                                John Keats

Escribo en un café,
cuando no pensaba que el canto
viniera a visitarme. Hay una emoción
extraña, diferente, en la piel
de estos días que vuelan
como nubes. Largo y tendido,
como una lluvia interna
que abraza la luz entre los árboles.
Porque soy un hombre extraño, y nunca fui
feliz sin pretenderlo. En el sabor del café
hay una líquida belleza,
como una presencia cotidiana.
La luz del bar
va llenando la mañana fría.
Leo una antología de Keats y pienso
en la costumbre del amor, la última ascendencia,
estas horas que se alargan
como signo indescifrable.
Muchas veces recuerdo lugares
donde fui feliz,
el temblor de un cuerpo desgastado en su deseo,
la incomprensible alegría
de caminar bajo la lluvia con la mirada imposible
una tarde de invierno.
Ahora recordar un día de noviembre,
un minuto sagrado entre la niebla,
la huella de un incendio que quedó sin tiempo.
Esta ciudad te ha conducido
al extrarradio, a un laberinto de aceras
y miradas donde tu monodia
no se interrumpe.
Las líneas de una mano, la sombra en el cuaderno,
esta pátina de irrealidad
que tiembla en el instante.
Pienso cuanto escribo,
los versos me definen,
vengo de un lugar
más extraño.

(Suena una canción de Vetusta Morla: la vida es esto).


El Antiguo Café, Segovia, 9 de enero de 2013