jueves, 14 de octubre de 2010

ERAN HORAS DE SIESTA...

Eran horas de siesta, la calle era amarilla
mientras paseamos juntos, se oían las cigarras
doler y te hacía gracia, tú fuiste muy de eso,
decir que hay que sudar si la ciudad roncara.

En las rectas más largas, las avenidas, las
calles más desertadas, manos en los bolsillos
y hacías frente al sol, daba miedo el fenómeno
estallido en tus uñas, cristal contra cristal.

En diferentes sitios hacías la misma cosa,
siempre puesta a la sombra, enfrente de los árboles
aislados como letras, no sabíamos quién
pudiera habernos visto ni importaba.

Hacías lecho los dedos, un cuenco para el agua
que –era verano- nos caía desde arriba,
residuos de los cubos de aire acondicionado.
“Pienso no beber esto” decías, y te mirabas

los ojos puntos fijos en su temblor de ondas.
Dos gorriones se huyen y se deshizo el gesto
reflejo en gravedad y gotas desiguales,
puntillismo en el suelo que se enjuga y se va.

Otro día, hoy, de sol yo casi te recuerdo
Y no digo tu nombre porque se me caen los dientes,
la atmósfera estridencia no ha cambiado una brizna
de aire pero no está tu sutil caracol.

Aunque recuerdo igual aquel refugio instante
en la siesta sin ti me fijo en otras cosas.

Hojas al vuelo van tantas bolsas en fila
vacías que da la hora de la estación vacía.


Tomás Vegas Sanabria (Badajoz 1987)

4 comentarios:

  1. Sabes? en el metro de Madrid hay carteles con una obra del gran Mestre...

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  2. No, es un texto muy pequeño en prosa. Lo llaman "Metamorfosis", xo lo han sacado de un libro suyo...no me he fijado en el título, en cuanto lo vea otra vez t lo digo! ;)

    Es q a veces, para q nos entretengamos en el metro, ponen cartelitos con pedazos de libro..cosas de la vida en Madrid..

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