lunes, 28 de marzo de 2011

YA NO

Ya no.
Ya sólo la hoja que cae.
Ya sólo el poema que se queda solo.
Y tú has estado aquí,
viniste un día y te alejaste sonriendo.
Has estado aquí, has mirado
temblar la lluvia. Has dicho
la palabra de nadie, la muerta y rota
luna de nadie, los huesos tibios
de nadie, las auroras de nadie,
y te marchaste sin saberlo.
Empieza a llover y se extiende tu grito de ausencia.
Viniste un día, estuviste
como una lenta espina que se clava en la piel,

y sus agujeros de sangre en calma,
y el estanque de mis ojos
mirándote con alegría,
mirándote
desde la muerte.

Ya sólo la hoja que cae.
Ya sólo la hoja.
Ya sólo.
Ya no.


28 de marzo, 2011

LA SOLEDAD ES BLANCA COMO UNA COLINA


La soledad es blanca como una colina.
En los cafés las horas se desgastan
como puentes en el invierno,
como páramos escondidos en la lluvia.
Es un viento de marzo el que corre por la vida, y abre su boca de sangre
sobre los tibios minerales de la tarde, imposible y lenta,
y nos dice su luz, y entrega sus preguntas,
y viaja como un nombre en el aliento de Dios,
en las orillas del mundo, donde las lámparas escriben sueños ácidos,
sí, en las lámparas del sueño y en el sueño de las lámparas.
Yo tengo oscuros caballos en mi muerte,
yo tengo fuegos en el cuerpo,
y una cortina vieja se deshace para verme,
mientras los pasos del perro
se cuelgan de los ojos de los árboles,
y se duerme el viento sobre toda la ciudad dormida,
y ladra el mundo sobre los aullidos de otra muerte,
y se gira y sangra y empieza a nacer la noche,
y crece como el vértigo azul en tus pupilas,
y la tinta de la lluvia es tan larga
que debemos morir para esperarnos,
y crujen y se lanzan las cicatrices del buitre muerto,
y vuela la ceniza sobre tus ojos vacíos,
y en los páramos antiguos hay casas invisibles y sagradas,
y relojes moribundos como vómitos de vino,
como noches desenterradas sobre el volcán.

Despierta. Mira tus ojos. Es la noche lo que duerme.
Es el centro de la herida, como un eclipse olvidado.

Es el estrépito del alba,
o la tarde que comienza,
o la noche que se inclina
sobre tus manos de sueño antiguo.
Es la luz que crece en los hondos lugares de la niebla.
Es el llanto de las ratas en las esquinas del azufre.
Los viejos patios, las palomas muertas,
los salones donde tiembla el día como una secreta infancia.
Una inmensa lejanía, el límite de un beso,
de un beso que no puede estrellarse,
de un amor que se rompe y hace que se extienda la mentira,
los cuchillos de cicuta, los algodones perseguidos
por la forma imposible de una nube.
Hay estatuas en mis ojos, hay gritos en mi infancia,
cáscaras que viven en el llanto,
olvidos de ámbar en la plenitud de la ceguera.

Cuando apagué la luz, supe que vendrías.
Cuando escondí mi cuerpo y comenzó a oler el viento del sur como una [semilla,
supe que estabas.
Cuando crujieron las sílabas, y ardieron horizontes,
y se encendieron las mandíbulas de los perros
como esa brisa que viene a veces de la infancia,
supe que la sed de aquel árbol era inmensa.

Cuando salí de casa, y me fui a buscarte
como un león perdido en una alcantarilla,
vinieron tus labios a morder mis labios,
y las calles se aplastaron con su sola mansedumbre.


Luis Llorente, Café El Alcaraván, Salamanca, 27 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

LA VIDA (FAYAD JAMÍS)

Che, de Fayad Jamis
Dentro de la generación poética cubana del 50, destaca la voz de Fayad Jamis (México, 1930- Cuba, 1988), por su compromiso político humanista y por la unión de imágenes surrealistas y coloquialismo.

LA VIDA

¿Querías que el poema fuera solo
la sombra de la lila el recuerdo de la fuente
el día puro ahogándose en mi angustia?
¿Querías que el poema sólo hablara en voz baja
en medio de la tarde
cuando el sueño con olor a savia entra en los nidos
y tantas cosas vivas parecen estar muertas?
Pero ahora mientras tú me escuchas la primavera estalla
y mi poema no tiene lilas ni venas adormecidas
sino el cercano rumor de la realidad
Yo mismo me muevo y trabajo y remuevo
cosas viejas e inútiles y siento
cómo respiran mis hermanos de lucha
y mientras fumo nace este poema
y mientras crece mi poema
canta en mi patria la primavera
Querías que sólo hablara mi silencio
y ahora mis huesos gritan y mi voz no está sola
y te digo que la noche es hermosa en la ventana
y más hermosa en el sudor de los que luchan
en el taller o en la trinchera
en este instante en que una estrella de alas blancas
perfora la oscuridad del mundo
Pues aunque esperes que de mi poema
la sombra de una lila caiga en la tarde
sólo verás caer mi puño cerrado y en mis versos
florecerá con todos sus fuegos la vida.

Por esta libertad, 1962.

jueves, 24 de marzo de 2011

A VECES LA LLUVIA


A veces la lluvia
deja la muerte en los tejados.
A veces sonrío a las ramas de la noche
quebradas como un túnel en la vida.
A veces, arde en silencio tu mirada
y distingo y recorro los principios
de un mar sin arrecifes, un mar en calma,
imaginado como niebla lenta,
como bruma que se sabe inverosímil.
A veces empiezo a morderme el alma
como si fuera un zapato.
La lluvia deja la muerte en los tejados
como la vida imprime la lectura de la muerte.
A veces las puertas sí son lo que parecen.
A veces salimos de nosotros
para quedarnos solos, y dejamos nuestros templos
escondidos, y dibujamos los perfiles
de una tarde sin preguntas. (Y sin máscaras).
A veces aparece la verdad, a veces tiemblo
cuando camino por la calle más azul de la ciudad,
por los vértices más lentos de la muerte.
A veces nos dormimos
con un sueño inacabado,
y todo sucede como floraciones amarillas
que quisieran volcarse en los minutos,
destruir el veneno de los ríos.
A veces, sólo a veces, el tiempo nos lleva
a un lugar infranqueable
que a su vez nos lleva a la tormenta.
A veces hay fantasmas en las tardes.
A veces uno se relaja
e intenta arrancarse las alas
como un ángel mortal y misterioso.
A veces los niños pasan por aquí.
A veces nosotros los mayores nos convertimos en niños.
(Y también somos estrellas, y tenemos alma).
A veces quisiera construir un baptisterio en mi cabeza,
en mi cráneo sumergido en los escombros de la vida.
A veces no sé quién soy.
A veces el alcohol me persigue y al final todo se queda en calma.
A veces hay relojes en penumbra.
A veces soy antiguo, y me hago de mar, y nombro
cada lugar como una tarde.
A veces hay veranos en mis ojos, y mi pulso
es un espejo transparente, y tú buscas la estructura
de mi cuerpo, y tu lengua entrega
sus llaves al canto.


Luis Llorente
24 de marzo, 2011

LO DISTANTE, LO DISTINTO


Escucho el secreto de esta lumbre
y algo me dice que la muerte está borrada.
En el agua se refleja
la distancia de las horas.
Fue tan distinto estar contigo.
Es tan distinto este lugar
donde la vida recorre un laberinto
sin salida…


………………………………………..

Decir silencio para inventar la muerte.



EL PULSO, EL DESTELLO DE UN CUERPO

El pulso, el destello de un cuerpo
sobre otro.

La lenta aparición de los espejos.

Te miro y te reflejas.
Los ojos compartidos, el frío común
de la materia.

Me miras y te amo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

LA LUZ ES UN INSTANTE (POEMARIO)

LUIS LLORENTE BENITO













LA LUZ ES UN INSTANTE



























Hablan como les vienen las palabras,
cambian ideas bebiendo
orden sacerdotal de una botella;

                     CÉSAR VALLEJO


                 
La luz en el instante
de vivir se hace llama
y su fuego me quema
el límite que soy.

   JAIME SILES



Si estás dispuesto a afrontar
la escena, no es de William Blake.
¿Estás dispuesto a devorar
estrellas que sacien tu sed?

         HÉROES DEL SILENCIO 








15-1-2010

Ahora empezar,
volver,
escribir de nuevo.
Acordarme de ti.
Ayer tu mirada parecía una brújula.
Estas calles huelen a una quietud indefensa.
O la quietud está en mí. Cualquiera
puede llegar y romperme la tarde.
Ensimismado como un río fantasma.

He comprado un cuaderno
con la portada morada, preciosa.
En una tienda de esta calle,
cercana a mi casa de verano.
No era exactamente una papelería;
era un bazar de esos donde todo está desordenado
y entremezclado
como una selva en venta.
Viernes por la tarde.
Estreno página en blanco –terreno virgen–
sin saber muy bien qué decir.
Pero el poema fluye.
Atardece.
Regreso a mi casa de invierno.



15-1-2010

En el jardín abandonado late la ciudad.
Un rumor, un murmullo
leve y fértil, casi sagrado.
Aquí están las rosas
que nunca tuve para ti,
aquí el principio de la noche
y los ojos vacíos del cuervo impasible.
La farola donde el silencio anida como una garrapata.
La calle roída por el tiempo (roedores, roedores,
mágicos roedores).
El aire tan frío, o viento húmedo
contra los carteles de la muerte.
Anuncios extraños en este laberinto.
Me mira una chica frágil, con ojos audaces,
en esta plaza vieja de barrio viejo.
Destartalada luz, ennegrecido desorden.
El cuerpo de un ratón
de regreso a casa:
al vientre de una madre invisible.
Y mis ojos gotean en honor a la belleza.



15-1-2010

Completamente contigo
contigo
             estoy entrando
en las tabernas del olvido
tan inexacto
tan vulgar
tan nube
              porque quiero parecerme a un huracán
contigo alegre
contigo aquí
mis manos como guirnaldas creciendo en un desierto anónimo
y las llaves de la niebla aquí con nosotros
Se abre una puerta y cierras la ventana
al fondo de la nieve hay un espejo
y el llanto huele a ti
duele a ti como un perro muerto

Entramos en un reino indescifrable
que me dicta este poema
qe media página y en tinta azul



16-1-2010

Reflejos en el agua de la noche,
cielos de plástico al este de una piedra inverosímil.
No me creo lo que estás diciendo,
no me creo esta pregunta. Ella era
una espina. Aquí
entre el mágico desorden de granizo,
los relojes son policías que vienen a buscarme.
A por mí. A por ti. A por el espacio en blanco

y la línea confusa que se disfraza de vértigo.



16-1-2010

Palabra muerta, palabra viva.

Palabra inerte,
palabra fugaz,
palabra promiscua. Palabra
lenta todavía,
en un lienzo antiguo se escribe y se agrieta.
Balbucea el canto. Todavía
la noche se remansa y cae sobre estos jardines;
todavía se extiende la noche.
Aún contigo
el humo de la tarde nos concede el don.
El don de mirar, el don de buscar, el don de saber.

Y no te duermas. Que todavía
tenemos que entrar a la muerte
con los pasos vacíos.



16-1-2010

Ella era un túnel.
Ella estaba a la deriva,
Ella se derramaba sobre mí
como sangre de un dios inocente.
Ella era el pan. Ella mis ojos perdidos.
Ella era el miedo
y el silencio oscuro de mi vientre.
Ella estaba en mis manos como un pájaro.
Ella estaba en mí como la noche estaba en ella.
Ella sabía
que existen gatos azules y cuchillos de hielo
y tabernas donde anida el vértigo y se emborracha la quietud.

Ella conocía este poema,
ella sabía de este verso.
Ella estaba ardiendo
como un ángel que se conforma con sus alas.

Ella era el sueño.
Ella era una llave
para cerrar la puerta de la vida.




16-1-2010

En tu boca inmensa hubo una batalla con mi lengua.
La infantería de tu saliva
contra la mía.
                      Y quién venció. No importa.
Estabas húmeda
como una rosa de aluminio.
Tu cuerpo temblaba
y el regreso al origen de los labios
era difícil como un muro.
Pero resucitamos en medio de la niebla,
resucitamos porque estábamos muertos,
morimos porque habíamos vivido,

vivimos porque habíamos muerto
y el amor era una ventana por donde entraba la borrasca
a nuestra casa invisible
y a nuestra luz eterna como música ausente
y a tus muslos de mármol
y a tus curvas lechosas y de insomnio
y a nuestras uvas y naranjas
mordidas como un perro



16-1-2010

La memoria
                    en nuestras manos
                                                  es un cuerpo
                                                                       tan frágil como el tuyo

Todos hemos sido magos alguna vez
Todos hemos sido magos
Todos hemos sido

Yo soy el agua
Tú eres la sed
Él es el camino
Ella es la noche y el deseo
Nosotros somos gorriones de barro
Vosotros sois la aspereza de las piedras
Ellas son
instantes de carne trémula




17-1-2010

Nuestras horas queman
como niebla gris. Estamos
juntos en una tarde de enero
que se quedó olvidada en un cajón.
Alguien tiembla. Nosotros aún no.

Látigo, cuerpo, cerilla.

cerilla
cuerpo
látigo
          y siempre las nubes huyen

Empieza una guerra en tus labios
y ahora es difícil saber tu nombre

Eres un paisaje sin límites
y no tienes
suficientes latidos

para salir de este otro paisaje

y dime si tus manos alguna vez fueron árboles



17-1-2010

Recorremos este mar sin adjetivos
recorrerte es ágil
recorrerte es magnífico
magníficamente recorrida
recorremos magníficamente inmenso
la intensidad es nuestra
y recorrerte es azul
o pájaro húmedo
o papel mojado extrañamente
Tienes un sol en la esquina derecha de la cabeza
Cuántas lunas tienes
ahora todavía
ahora que es temprano y nieva

Recorro tus piernas perfumadas
y me detengo en tus ojos pintados de abismo
el vértigo está aquí
ya se acerca ya llega
aproximación sonoramente tú

el vértigo es esto que tanto se parece a nosotros



22-1-2010

Espejo clausurado:
retumba un eco de ultratumba.
Hay caballos galopando hacia nosotros.
Me gustan tus gemidos cuando te toco un pecho
y muerdo tu carne como una barcarola
con mi lengua afilada.
De los oropeles al oro hay un paso muy corto.
La tarde está escondida y en tu vientre anidan los insectos del deseo.
Como un gusano
sale de la boca de la noche el amor que nos sustenta.
Te gustaba Louis Aragon y Juan Larrea
y sólo por eso merecía la pena conocer tus ojos.
Como espuma
sangraba una batalla sumergida.
El tiempo en nuestras manos
se tendía como una carretera en el verano
asediada por lagartos y por ruedas transparentes
y arde la luz porque la luz es el fuego
que reconoce despedidas y siembra disciplinas
para volver a los rincones de la luna
tan de azufre y tan sincera,
pero mientras tanto los perros nos cuentan su tragedia
y aquellos árboles de hierro tiemblan
porque tu corazón es metálico como una piedra roja,
porque tu sonrisa es un arco de Zamora hasta Bizancio
y hasta ahora no hemos podido
dibujar una pregunta en las paredes de la lluvia
porque hasta ahora no me has dicho
de qué color es la frontera.



23-1-2010

23 de enero.
Comienzo por la tarde
el sábado. Unas horas
antes de esta luz
estaba dormido,
y unas horas antes de estar dormido
estaba barnizando la madera de la noche.
El aire seco fertiliza en el canto.
Ahora soy un cuerpo
ensayando el silencio de la tarde,
recorriendo este desierto blanco
con mis ojos transparentes
donde se reflejan formas invisibles.
Todo lo que imagino. El estómago de la tarde,
y el vértigo de la huida.
                                       Y el temblor del cuerpo
cuando no tiembla.

La soledad suena en este cuarto.
Al fondo voces húmedas.
Al fondo una puerta, y luego otra puerta al fondo de esa puerta.

Las palomas en una calle peatonal
son signos de abandono.

El cristal líquido de unos ojos con sordera.
Penetro y enmudezco.
                                    Al fondo más luz,
todavía es un instante,
ya no es.
               Al fondo la catedral,
al fondo el agua de las moscas.
Hay una música
leve, secreta,
en estos restos del tiempo.
Son cáscaras, guantes usados,
materia casi inútil que ahora me sirve y me saluda.

Son despojos, son acordes.
Este cielo
es azul sólo en mis ojos,
esta ciudad es silencio
sólo en mis oídos.



23-1-2010

Dorada simetría
de vivir igual que ayer.
Exactamente es esto lo que quería.
Exactamente tú
en mí te anuncias
otra vez
y pronuncias mi nombre con tus ojos
otra vez;

otra vez,
otra vez.




25-1-2010

Quand vas-tu te lever lumière et moi j´ècris

LOUIS ARAGON

(Cuando vas a levantarte luz y yo escribo)


y entonces oirás cómo medito
y entonces tocarás cómo tu sombra es esta mía desvestida
y entonces olerás cómo he sufrido

                                       CÉSAR VALLEJO

La fruta que has comido
todavía está en tus labios.
Aún es pronto: la noche está empezando.
El viento desdentado nos recorre y nos atrapa
como se atrapa al ángel de la luz.
Húmeda desdicha de no encontrarte así,
de no verte como quiero que aparezcas.
Frágil cristal nocturno. El temblor, la inquietud
y la fugacidad de buscarte
como un cuerpo aquí sabido,
tan a solas con la luz,
con esta luz de mar y de arrecifes,
con estos ojos
tan puros y tan míos
que a veces pierden la pureza.

Mi temblor, tu aparición
y ese olor extraño que deja el día al marcharse.
El sol: su pulso terminado.
La oración sin límites
y la historia corrosiva de tu cuerpo.
Hacia la nada, hacia el canto
vencido en esta noche
y una lágrima que empieza a morder el pan
y a parecerse a las espigas de un campo sin espigas.
Líquido miedo:
sudor
y eres o soy
y no terminas
y no te entiendo
y tarde nos buscamos en el límite,
para encontrar una huella de sangre en el espejo,
un rastro tras el oleaje de la noche
(ámbito sintiendo nuestros pasos),
un eco alegre de vivir
dibujado en esa puerta.
El agua se desliza y ya no nombramos aquel árbol.
Nos acercamos al mar de la memoria, ese muro inocente.
Pájaros, pájaros, relojes y fuego.
Fuego, fuego, tu voz en la costa del silencio.
Silencio ensortijado de saberte sin lugar.

El tiempo en nuestras manos
es papel mojado.
                            El tiempo en tu cabeza
hace que ardas y no existas.
                                             El tiempo
pasa extraño
hacia nosotros:
se consume –inexorable– por definición. Esencia
que nos aguarda
mientras yo te escribo:
amo tu oblicua forma de mirarme.
En convexos espejos hemos sido
dos territorios contrarios,
dos amaneceres opuestos
que sin buscarse se chocan
y hay algo de luz en las sombras de este límite.

Yo quise subir a otros árboles,
conquistar otras cumbres,
ascender a otros reinos donde la niebla es algodón eléctrico,
pero siempre vuelvo,
pero siempre acabo volviendo
a este páramo
donde crecen las metálicas señales de tu pecho.



25-1-2010

Luz. Escondes
el desierto en el desierto.
Espesura. Manos que palpan
lo invisible. Don de la mirada,
estrategia del canto hacia otro fuego.

Duración de mis ojos,
atentos a las llamas invisibles de la casa.
Crepitar oscuro,
                          crujiente madera,
                                                       veneno
en las cortinas del verano terminado.
Septiembre o bala o tinta.
Enero o mar o precipicio.
Playa de tus ojos, formas, aire escrito en esta luz.
Olvido casi vida,
vida casi olvido,
en esta muerte,
en esta tumba.
                        Fragor de los párpados
bajados como persianas de agua:
música en tus ojos fingidamente cerrados. Noche

en la noche profana del canto.



4-2-2010

Como perla en la lluvia
o herida en el viento
se va agujereando este sonido largo:
rectitud de un camino equivocado
que se va perdiendo
hacia el fondo de nadie. Horizontal
persecución del desencanto,
vertical
latido de la alegría en esta sombra equivocada.
Vuelo inexacto: desierto
en la música desierta,
árbol caído que ya no vemos.
Cicatrices anunciadas
en los espejos del tiempo:
la muerte es el reposo de estos pájaros.
Aterida luz.
Belleza en la contemplación
del desastre inacabado,
huida hacia ese fin,
temblor o nostalgia en esta sombra
ya tan muerta.
Venganza del olvido.
A lo lejos tú,
tu cuerpo y la lentitud de sus formas
recorridas por el aire de mi vuelo.

Quietud o bálsamo
de ver mi voz
en esas llamas inocentes.

Escondido azul.
Caricia en manos áridas.
Abandonada tumba de vivir
en la sequedad del canto.


UN VIEJO POEMARIO...










ANTIGUO CANTO

























7-9-2003

Era de noche. Habitaba el silencio en el corazón de los pájaros hambrientos,
y se tendían invisibles redes sobre la llanura del deseo inesperado,
incontrolado y oscuro que emergía de las profundidades de la luz.



14-9-2003

DECID SI MI NOMBRE HA MUERTO EN EL SILENCIO

Decid si mi nombre ha muerto en el silencio:
quiero saber si mis brazos rompen las palabras de los templos.

Sola la noche tirita en los labios, y el corazón de la música
tiembla de frío, en el olvido de la imaginación ausente
y presente al mismo tiempo;
en la lejanía del horizonte, en el olor de la distancia.
Porque yo sé que mi tumba gime hacia la muerte,
mientras el viento esparce las hojas
de las rosas marchitas
que fueron símbolo de amor en la contemplación del mundo,
en el triste y lento mirar desde unos ojos invisibles que todo sienten.
Porque yo sé que mi nombre no ha muerto,
sé que no está muerto (ahora rechazo aquella pregunta.)
Sé que mi nombre está ahí, entre vosotros,
sé que está a tu lado, luna de la muerte;
cómo es posible no saberlo. Y la tumba del tiempo
se abre, se cierra, da vueltas bajo la tierra...
Escuchad
la brisa que agita las ramas de los árboles.
Escuchad.
Escuchad al viento.




20-9-2003

DESCENSO DE PÁJAROS

Descienden los pájaros a un silencio intacto.
Tristes voces que se posan en la muerte:
canto sin luz,
territorio de símbolos
que no existen. Vuela la memoria
hasta el fuego de las heridas.
Los recuerdos pasan a ser olvido,
como la materia destinada a ser ceniza,
como todo lo que se pierde en la fugacidad del tiempo.
Borrosas imágenes. Pájaros sin memoria.

Descienden los pájaros
y no hay preguntas en la noche de los sentidos,
en el abismo de la memoria,
en la arena sin huellas,
en el cristal de las palabras.



23-9-2003

MEDITACIÓN

La tristeza que ahora siento
es un túnel de memorias en la luz del azar. Incertidumbre.
Sospecha. El pulso de la noche
va a comenzar: oigo la cercanía del silencio,
proximidad inminente, latido sobre el tiempo, sobre
la transparencia de este lugar tan absurdo (como todos)
donde me sitúo ahora. Desde aquí todo lo que veo
es triste, desde aquí todo lo que miro
es como la lágrima de un sueño,
como el desnudo placer del insomnio, como un viento fugaz
que sacude nuestros nombres.
Y esa extraña sonrisa que ahora recuerdo
me dice que no he de fiarme de lo que me rodea,
me informa de la ficción de la realidad. Y eso es lo único que creo,
porque todo es mentira.



27 y 29-9-2003

HUIDA

Huye el tiempo en los brazos de la distancia.
Teje esta habitación
un hilo de sombras en la luz,
encendida materia que el silencio proclama.

Siento la herida provocada por una estatua de sal en la memoria,
y se disuelve un corazón sin sangre en el río invisible de tu aliento.
La luz, triste mar, furioso viento que arrebata la mentira,
viene a decirme que un ave apresurado se ha enredado en las ramas
del árbol del llanto, donde el deseo es una presencia entre la noche y tú,
donde la ausencia de unos labios al borde del amor
son un abismo que huye de la luz. Y llueve. Llueve luz
sobre la barca de la imaginación más abstracta,
así como llueve sobre este poema, sobre esta hoja de papel,
sobre este abrazo en el silencio.



5-10-2003

NUESTRO SILENCIO

Compartir un silencio en medio de la noche
con la persona que amo. Eso sería
un ejercicio de felicidad más allá del deseo.
Acordar inconscientemente
que entre nosotros lo invisible es todo.
Sentir que una palabra nos dibuja en las sombras,
en el lenguaje de la noche (sentir cómo los olvidos
vienen a nosotros, se tienden aquí. Ahora están a nuestro lado,
protegiéndonos, bordeándonos, rodeándonos
como si fueran los cinturones de la luz.)

Sentir eso sería un goce al borde del abismo
(a punto de cerrarse los ojos del amor.)
A punto de acabar el último latido del corazón.
Un latido que no es latido: es la música de nuestro silencio,
imaginada fusión.



7-10-2003

EL POETA DESCUBRE UN POEMA

Escribió el poeta:

La noche escribe música desde un ojo oculto,
cámara de los sentidos. Y desordena lo que toca.

El poeta supo expresarse, supo

dibujar en lenguaje esa sensación,
supo transmitir ese pensamiento tan abstracto,
supo transformar en poesía la imaginación
que aparece más allá del tiempo.

El poeta escribió:

Hoy busco el deseo del deseo en los alrededores desolados de ti.

Y tembló el lugar donde estaba escribiendo ese poema,
sintiendo cómo el amor entra en los sueños
llevándose en su barca las invisibles lámparas donde sufre la luz,
y descubriendo que un poema puede traspasar las redes del tiempo.



9-10-2003

EL POETA ESCRIBE UN POEMA DE AMOR JUNTO AL MAR


El mar fluye en la distancia.
El acordeón del viento
desconoce el misterio de la luz,
y el triste meditar del poeta
se tiende como un pájaro en una lágrima de tiempo;
así las horas le resultan amenas, y largas, y dulcemente
breves
en el tiempo subjetivo de su mente. Ahora escribe un poema
y no tiene ninguna ilusión por algo nuevo, y sigue triste,
derramando la sangre en la memoria que le vio nacer,
que le verá morir, que le ve ahora escribiendo
un poema de amor.



14 y 15-10-2003

HECHIZO DE AMOR

Alguna vez hemos coincidido, casualmente,
en la senda del deseo.
Así fue la última vez:
Yo buscaba el amor.
Ella huía de la noche.
Y encontramos una luz en la no materia,
desde donde escribimos una carta a la luna.
Después el hechizo del tiempo
nos dijo el sabor de los venenos,
y con nuestro ideal de pureza nos besamos.

Estremecidos por el estrago de la noche,
el amor que sentimos
es como un pájaro de niebla;
el amor que nos invade
es un silencio que se inserta en el alma. Demorada luz,
latido incesante. Mano invisible que destruye lo que toca,
vida oculta en rincón inextricable. Escondido silencio,
escondido segundo en que contactan nuestros labios,
música sin tiempo dentro del sueño.

Hechizo de amor, fiesta de los sentidos,
conocimiento del ser. Contemplación de la belleza de las palabras
en aquel mensaje de amor,
en aquella carta a la luna. Amor encontrado
más allá del no deseo,
templo de la conciencia.
Oscura noche,
espacio herido,
luz y muerte entre nosotros.




17 y 18-10-2003

HABLANDO A LA NOCHE

El otoño dibuja la memoria.
La luz es un pájaro herido. Cuántas veces tengo que decírtelo.
Cuántos pasos hay que dar para encontrarte.
Cuántos poemas hacen falta para que me escuches.

En otro lugar de las ruinas estás. O tal vez no existas.
Pero, sinceramente, tengo la esperanza de que en algún lugar te escondes.

Recuerda que mis palabras tienen un eco con la intención de alcanzarte.
Porque escribir un poema a la noche
es un perdido placer en la memoria. Ahora recupero
ese ejercicio de conocimiento
que se eleva hasta el fondo del saber, que crece
con el alma,
que hace crecer al tiempo en la intimidad de la luz.

La noche y su silencio. Esto son palabras
dirigidas a una presencia que existe al borde del camino,
al margen del sueño de la realidad,
en una orilla desierta. Sólo vemos la noche
dentro del sueño,
porque la noche es ficción. Sólo te vemos, oh fría noche,
cuando mueren los pájaros que han huido del incendio,
cuando en tu frente se posa una nube,
cuando un reloj de arena queda olvidado en la playa
y muere al día siguiente.

Escúchame, noche. Estoy aquí. Del corazón del relámpago
brota este poema, del fuego de mi herida.
Abre tus ojos y olvida tus pestañas. Quema tus pupilas
ante mis palabras. Rompe los brazos del tiempo,
haz que penetre en mí tu poesía,
para ser un cuerpo olvidado y tendido en la penumbra.


22-10-2003

PALABRAS DURAS DE UN POETA DE POSGUERRA

Palabras duras, desoladas, en un frío poema
de un poeta de posguerra. La luz agoniza en la esperanza,
el tiempo decae junto al río del deseo.
Más allá de un presentimiento
hay un reino oscuro que nadie conoce. Esto es lo que el poeta
reflejó en aquellos versos:

La herida está abierta. Sangre que no coagula,
cicatriz que no llega. Injusticia y desorden
en esta España nuestra.

Palabras duras como venas congeladas.
Esos versos pertenecen a un frío poema
de un poeta de posguerra. 
                                          Palabras duras,
desoladas,
que reflejan la verdad.

En una boca de silencio, en un labio de niebla,
vive ese poema. Late ante mis ojos,
existe en mi memoria. Y es triste,
ciertamente triste,
                              sentirlo al leerlo.

En él está presente la desolación
desde el punto de vista más extraño, desde la visión del poeta
entre las ruinas, entre los andamios del tiempo,
allí donde todo es oscuridad y los sentidos son de fuego.

El poeta, en el momento de escribirlo,
estaba sintiendo el peso de la luz sobre su alma.
Sentía ese triste silencio que es la vida al borde de la muerte,
ese canon,
esa música siniestra. Ese llanto, esa voz,
como un perro ladrando en una tarde de luz cenicienta.



24 y 25-10-2003

EL TEMBLOR. LA NOCHE

Dadme un minuto de silencio.
Que tiemble esta noche en la desesperanza.
Quiero temblor y a la vez quietud. Música y silencio.
Pero no quiero oír vuestra voz presa en los anillos de la oscuridad.

El temblor. La noche. Figuras de fuego a lo lejos,
y un río de olvido.
Espacios cerrados a la luz,
lágrimas de un incendio. Llanto en la memoria,
pájaros en la sangre.
                                 Soledad terrible,
corazón deshabitado.
                                   Luna del sentido,
luz prohibida.
                       Canto a las sombras,
eco triste.
                Parpadeo indefinido de esa luz,
latido oscuro. Temblor en esta noche.
                                                             Música y silencio.


26-10-2003

POEMA DEL AMOR DESESPERADO

Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.

                                                       GARCÍA LORCA

En los ardientes ojos del amor desesperado
la luz es el deseo. Amor en el llanto, buscando el silencio
que surge imprevisto. Nombrada sensación agonizante,
pájaros presos en el alma. Y un canto en la soledad
es como una sombra en el vacío:
la metamorfosis del horizonte que se cubre de niebla en la memoria,
el latido del agua, el río de la música,
como sangre en movimiento
frente a la quietud del corazón perplejo
y varado en su inocencia. Ese es el cuerpo
nacido para la muerte, el templo de las venas
hacia la tumba abierta a la eternidad.

En los ardientes ojos del amor desesperado
alguien busca tu nombre. Más allá de la materia,
más allá del silencio,
alguien quiere verte. Y eso es la emoción de lo intangible,
el nudo que aprieta la garganta cuando buscamos el amor.
Pero no es sólo nombrarse ante el frío de la noche,
también es organizar la realidad en torno a uno mismo.

Y en el jardín de la agonía puedes pensar que la noche miente,
pero ante todo no olvides que siempre hay algo que te empuja al sueño.
Siente la pesadumbre de su ausencia,
cómo en la materia es posible sentir el amor,
sentir una presencia,
sentir que alguien se está muriendo a mil kilómetros de tu casa,
sentir que la noche escribe un poema en el silencio.

Así este discurso poético
pretende explicar esa cita de García Lorca,
pues su autor se identifica con ella. Jardín de mi agonía,
velada luz en el templo de la noche,
cuerpo fugitivo hacia la muerte.
                                                   El instante de un segundo
traza una línea en el desierto de la conciencia,
separando amor y deseo. Y te busco, te pienso, te imagino;
idealizada en la avenida del sueño
pareces una aparición perfecta,
y tu luz ilumina el camino de mi muerte:
sangre dormida en el abismo del silencio,
éxtasis del tiempo.



27-10-2003

ALGUIEN

Alguien piensa en ti desde los ojos de la noche,
alguien te busca,
alguien dibuja líneas de luz en las sombras del tiempo.

Alguien siente el silencio de tu mirada. La noche
hunde sus labios en el mar del amor,
recorre la presencia de la muerte, y allí, en el fondo de las aguas,
muy lejos de ti,
el deseo me mantiene vivo. Desde los ojos de la noche
(iluminado rincón de la esperanza)
te miro con amor inexpresable,
sintiendo cómo la luz de tus ojos se apodera de mis sentidos.

Alguien piensa en ti
en el reino de la tristeza,
en la provincia de la soledad
o allá en el viento oscuro que avanza contra la sangre,
abriendo heridas en el corazón de la noche.

Alguien te ama desde la llanura solitaria de sus horas,
y comprende que el amor es una relación entre dos personas que apenas se conocen,
y sabe que la noche canta dentro de ti,
y ha escuchado varias veces la melodía de un río de aguas turbulentas.

Hay alguien que contempla la noche desde los ojos de otra noche,
que escribe poemas
cuando los pájaros del deseo sobrevuelan la ciudad,
cuando un incendio penetra en la música del sueño,
cuando el silencio cruza una palabra,
derramándose el amor que la voz contiene.



29-10-2003

COMO DIJO BLAS DE OTERO, PERO A LO BESTIA

He visto
espejos vacíos en el manto de la noche,
ojos de sol, palabras de luz,
caballos brindando en su relincho con la muerte,
corazones de silencio.
Un pacto
con el misterio
firmado en la memoria,
una lluvia de labios grises sobre el desierto de la esperanza. Lo he visto.
Un viento
arrastra los cuerpos de los ángeles caídos en honor del deseo,
ángeles que murieron en el intento. Y una sombra
vacía de amor y de esperanza
guarda un secreto aislado del tiempo. No dice nada. Tan sólo
en ella se siente la llaga de una ausencia,
temblor maldito que crece en la espesura,
en la densa oscuridad,
en lo negro de los filos. Eso es lo que veo,
lo que anuncio en este poema,
escrito en mitad de la conciencia.

He visto espaldas ensangrentadas junto al fuego de una iglesia,
alas rotas, partidas en el sueño de la no libertad.
He visto piernas disecadas, uñas de cristal sobre la piedra,
el manuscrito de un poema sobre el hielo.
He visto muchas cosas repugnantes.

He visto casi todas las cosas que podéis imaginar.

Pero no he vivido el auténtico amor, que es lo que me falta.



30-10-2003

EL POETA DE LAS SOMBRAS

Dibujas una sombra en el silencio,
escribes un poema con tu sangre,
cruzan pájaros la luz de tus ojos
y descubres el llanto del invierno.

Ahora llueve sobre el corazón
de la noche del tacto: los sentidos
son la música de tu piel, las notas tristes
que invaden el alma. Y reposa la luz.

(Reposa un cuerpo muerto,
cadáver extraño.)

El espacio es un río helado donde el tiempo sufre,
y la noche, que existe también entre tus manos, arranca palabras
a un texto en prosa que escribió el Azul. Dulce niebla,
bello rostro en la locura,
ahora te veo más cerca. Acércate a mí,
ven hasta este lugar de oscuro desorden.
¿De dónde emanas? Lamentación feliz.
Un olvido o abandono se detiene ante mí.
Se posa sobre mi vientre agujereado por una espalda de metal.
En mí, ¿qué buscas? ¿Qué deseas
desde esa belleza tan extraña?

-Ahora vete. No quiero tus serpientes de cristal,
ni tus esperanzas vacías, ni tus cantos rotos por un verso.

Tendido estoy aquí, buscando mi yo oculto (el poeta de las sombras)
mientras la noche entona una canción de violines muertos.

Adiós, poeta. ¿Dónde el poema,
dónde la luz,
dónde la conciencia?



1-11-2003

TIERRA DEL DESEO

En la tierra del deseo hay un agujero:
hondo abismo que al final de la memoria resplandece.
Pasar por un túnel de desdichas
me impide el deseo. Atravesar el silencio helado de esta tierra
es una maldición. Como burbujas caídas en son de oscuridad
se levanta la noche, que carece de sentido, que escapa a la sangre,
que se cristaliza en notas de música. Y un vago resplandor
abre el pulso de la luz: allí hay una constelación
donde el sueño es cierto. Reino de la noche,
hojas que fueron de un crepúsculo,
aleteante ficción. Tierra del deseo, memorial litúrgico,
manantial de la muerte.
                                      Imagen del sonido allá en lo palpitante.
Espejo negro, distancia vacía, corazón abrasado
por el amor del tiempo.
Aquí mirar y poner orden
es buscar el deseo sin querer. Pero recordad que esto es la noche,
el latido unánime de lo oculto.

Anuncio mi paso con espadas de fuego:

-Yo estoy aquí; sabedlo todos. Y que tiemble la luna en su agonía,
porque la noche aún no ha terminado.
                                                             Buscad la luz,
cruzad el desierto del deseo.
Arrancaos los sentidos al final de la memoria.
Buscadme, y que los ángeles del tiempo sepan todo sobre mí.
                                                                                                   Asesinad la luz,
ascended hasta mi reino. Todo está aquí.
Seréis espinas, seréis noches, seréis muertos;
una lágrima
como un vientre vacío, sin sangre, con solo
el deseo consumado.



4-11-2003

EN LA NOCHE

Abrid de la sangre el pulso de la noche.

Un cielo de oscuridad cae sobre ti: ojo de cristal,
párpados del llanto, latido de amor.
Que este labio sea una luna de luz verde.

Abrid el poema por el corazón:
brotará la sangre de la Poesía.

La noche se levanta desde el sueño
mientras un tibio rumor acecha las espaldas.

La luz de tu cuerpo declina:
orilla sin fondo,
corazón oscuro.

Y un poeta se ha perdido
en el desierto azul de los relojes.

En la noche la espera es un abismo, lo invisible un amor.
Las distancias son dedos atravesados por el sueño.
Una mano vacía en la agenda salvaje

te dice que tu memoria va a morir en poco tiempo.

En la noche no sabes qué hacer. No sabéis dónde morir.

En la noche el manto del silencio cubre las fronteras,
y los pájaros del sueño emigran al reino de la muerte.

Alta noche. Invisible abrazo.
Ángel caído. Nota a destiempo.

Agua en las cavernas. Mentes soñolientas en el agujero.

Pájaro herido. Luz ausente.

Interminables figuras del instante.

Manos vacías. Cuerpo disecado. Noche para ti:
es imagen.



6-11-2003

Avanza la noche en los jardines del tiempo.
Tu luz es un mecanismo de inquietudes,
un espectro de ilusiones entre puntos de oscuridad.

Ojos sangrando en la luna del sueño: espejismo en la clepsidra.



6-11-2003

CONTEMPLACIÓN

¡Qué silencio hay en la tarde!

Reposa un rumor de espejos,
y las cenizas del tiempo
proclaman celeste música
allá donde la luz vive.

Los latidos de mi alma
conocen este tesoro:
contemplación de lo bello
desde unos ojos sensibles.

Una palabra caída
en esta tarde de muerte
derrama sangres vacías
de poemas y de lunas.

¡Qué silencio hay en la tarde!

Pero decidme:
Silencio. Pájaros cantando.

¡Qué silencio hay en la tarde!

12-11-2003

¿QUIÉN?

¿Quién traza un rayo sobre la arena? ¿Quién abre silencios vacíos
entre los sepulcros de la vida?
¿Quién ensaya música sobre el mar?
¿Qué pájaro cruza el cielo en la noche de la luz?
¿Quién escribe un poema con su sangre?

¿Quién acaricia el espejo del tiempo
con guantes grises bajo la lluvia?
¿Quién grita ante las puertas del miedo?

Dime tú, entrañable soledad,
quién predica en un desierto con cadáveres de luna,
quién guarda en el baúl de los recuerdos
los olvidos de las preguntas sin respuesta,
quién vomita fuego hacia las alas del murciélago.

Que un corazón de cristal me diga el lugar donde otro corazón late.
Que el veneno de tu sonrisa, placer del deseo, pinte un cuadro
con las inmensas lágrimas de los adioses.

Porque busco la respuesta.

No me des tu sabor de tierra firme.



14-11-2003

Sentir el pensamiento
no es fijar en la memoria
un punto de fuga hacia el vacío,
sino perderse en el desorden de la red
donde bebe el tiempo.


16 y 19-11-2003

BESÁNDONOS EL LLANTO

¿Qué presencia nos busca en el abismo, y por qué?

En las humedades del silencio fluye el amor.
¿Es el amor quien nos busca? ¿Es ese beso lo que nos espera?
¿Y dónde nace el llanto?
¿Y dónde está la luz?
¿Y dónde los nombres confundidos
que se aman en una sola canción?

Motor de búsquedas, indecisos labios
recorriendo los largos túneles del amor.
Carta abierta en una orilla vacía,
tendida en el cuerpo donde los corazones son olvidos,
sobre la misma playa, sobre la misma muerte.
Dolor de la huida,
tristeza que hiende los lamentos.

Pulso de mirarte. Ojos oscuros
y lengua sin palabras.
Crepitante destello: cegadora luz que inspira los poemas.
Caricia que se ofrece.
Pájaro que cierra sus ojos.
Tres párpados de música.
Tres tardes de soledad y una lluvia de ojos tristes.
(Ojos, ojos y más ojos: inolvidables lamentos,
lágrimas sobre cristal.)

Escondida memoria. Vientre desierto.

Aquí estamos tú y yo, frente a frente,
sintiendo esa luz que entre lunas de música un doloroso latir transmite.
Aquí estamos tú y yo, labio a labio,
besándonos el llanto.


22-11-2003

ALUCINACIÓN DE UNA TARDE

La tarde del sábado cae sobre tu cuerpo.
Ahora, confundiendo el amor con una azucena de hielo, la luz apunta
al corazón.
Un bosque oscuro emite tristezas o pájaros
que cantan sin cesar en las ruinas del tiempo.

Del cauce sordo de los siglos brota una invisible muralla de olvido…

En los ángulos de la abertura ocular,
o en la punta de tus dedos de pianista -según te dicen-
hierve una pesadilla como un cuerpo incandescente.
Porque en ese pequeño espacio
la tarde hace su tarea:
penetra su luz a modo de latido,
como una aguja de dolor que pretende insertarse en tu sueño.

Algún pájaro canta. Algún perro ladra y algún niño llora.
Algún fantasma vaga como errante ausencia,
o presencia invisible,
o cuerpo que no vemos. Algún poeta escribe versos junto a un árbol
(sin sombra, pues la tarde es de ceniza), algún cuervo
se posa en una rama o en los cables de la luz.

La tarde, desolada y triste,
cava un pozo en la memoria del tiempo sumergido,
y la soledad lanza preguntas que impiden la respuesta,
temblando una palabra en una boca sin lengua.

...La tarde, encerrada en su ausente lluvia de plomo,
besa los labios de la ciudad de la muerte.

Y aquí,
en los airados sonidos del acorde,
entre los polvorientos cadáveres del llanto,
siento aún más la soledad escribiendo este poema.



23-11-2003

NOCHE DE OTOÑO

Un canto en la luz nace de tus labios.
Como una mirada vacía buscas
el reloj de todos los ataúdes.
Allí la soledad es un silencio
en el sueño. Triste pájaro ciego.

En esta noche de otoño la luz
está dentro de ti, cerrado amor.
En el fondo del tiempo un alarido
te busca, como yo a ti. Ya no hay luz.
Oculto río helado. Espejismo.



28-11-2003

EL AMOR SERÁ TIEMPO ENTRE NOSOTROS


Cómo ha podido tu nombre dejar
una orilla de juncos junto al mío.
En el triste silencio de la noche,
en la cálida luz, en el amor,
en la ardiente espesura de tus ojos,
hay un reflejo de mí que no ves.
Y late el tiempo en oscuras raíces,
en la enfermiza sangre de la luna.
Árbol oculto en palabra vacía,
música extrema para sentir gozo.
Ahora la noche se desnuda lenta-
mente, como los pájaros que cantan
en un puerto sepultado
                                       Así
el amor será tiempo entre nosotros,
distancia prohibida en los arrabales
de la muerte en que sufre la mentira.

Habrá una mano llena de esperanza
para posarse sobre el agua (quieta),
para tocar una tumba en la arena,
para arrastrar un desierto de voces
como ríos, de espinas como luces,
de ceniza como recuerdo triste.
Y este silencio entre tú y yo (amor
que vive lejos de los sueños) late
en la esperanza de que algún buen día
bese tus labios.



5-12-2003

OJOS DE LLUVIA, BRAZO DE AMOR

¿Por qué los ojos de la lluvia esperan un brazo de amor?
El deseo tiembla como una lágrima en un ojo,
en un ojo de lluvia, en un ojo de amor.
Y la noche siente la inocencia de la soledad,
el mundo que aparenta ser de piedra en el fuego del abismo,
silenciosa herida que cruza tu nombre. La distancia en el sueño de un dios o en un río de luz
es un eco triste: cuerpo tendido junto a mis pies
o pájaro vacío en la enramada. Laberinto de ideas
que nunca nacen:
viven donde no existen. Reloj de muerte o música del tiempo,
noche
entre las agujas del olvido,
en el silencio de la luz
o en la oscuridad del jardín de los violines.
Árboles de sangre sobre la urna de los templos
que nacen y mueren en un segundo
donde el espacio es un destello triste.
Luna del éxtasis que invade los sentidos del amor inmenso
buscando resplandores muertos en la profunda soledad.

Un astro en llamas es un túnel en el tiempo:
laberinto de luz
sobre el desierto donde llueven ojos de lluvia,
donde llueve lluvia,
donde un brazo de amor busca consuelo en un lazo de libertad
que arrojó un arpa muy antiguo
al río de la memoria,
tiritando la tumba del poeta en las cenizas del poema.

Ojos de lluvia, brazo de amor.
Los ojos de la lluvia esperan un brazo de amor
y yo desentierro sonidos,
atiendo a los fantasmas en el último rincón de mi velada.



15-12-2003

SILENCIOSA TARDE. SUEÑO DE LA MUERTE. DESEO Y PLENITUD

Silencio. Sueño de la muerte,
sol que incendia los caminos
donde la ausencia de los pájaros es un himno de gloria,
una gozosa canción que se marchita en el alma.

Triste corazón de la tarde,
lento silencio.

Mirad en el interior de vuestro deseo:
allí está la luz,
allí encontraréis la verdadera dicha.
Y no será la seguridad aceptada como la plenitud de esta tarde,
sino la oración tras la búsqueda,
la felicidad de haber alcanzado lo deseado,
de haber destruido el deseo,
de haber amado tanto y tanto y por fin encontrar el amor.

Decidle al viento
que esta tarde no debe ser como todas las tardes,
que en esta tarde ha de quedar una emoción última
que permanezca escondida entre las sombras,
como este verso,
como estas hojas,
como esta luz.



4-1-2004

CUÁNTAS VECES TE HE MIRADO

Cuántas veces te he mirado.
A la puerta del Instituto,
por los pasillos...

Eres la reina de mis ojos,
la luz que ilumina mi oscuro corazón
donde ya ni se posan los pájaros.

He viajado al fondo del recuerdo:
he hallado tu rostro junto al mío.
He encontrado un espectro de amor,
un espejismo como luz de dicha.
Y ha sido un sueño:
la ilusión desaparece en la distancia,
se pierde hacia el olvido.

La plenitud de amarte
me llena de lunas el alma.
Me arranca la voz que surge del silencio,
resbala por mi conciencia dolorida,
por las paredes de mi corazón sin sangre,
por la lluvia de ojos tristes con un paisaje al fondo de las lágrimas.

Te he recordado una y otra vez
desde el bosque de la enfermedad,
la enfermedad del amor donde sueño despierto...
He visto tus profundos ojos como pozos sombríos en la noche,
he madrugado junto a la ausencia de tu cuerpo,
y he sentido cómo rozabas mi piel aunque no estuvieras conmigo,
aunque fueras una tristeza en el silencio de todas las ausencias,
aunque tejieras en mí nubes de abandono y palabras de despedida...

Déjame perderme en la noche sin sueño de tu soledad,
déjame escribirte este poema con la tinta de mi sangre,
de mi corazón sin sangre,
de mi largo y triste amor por ti,
como un túnel lleno de memoria.



26-1-2004

ARDEMOS EN SILENCIO

Ardemos en silencio. Hemos visto
los ojos de la noche ya vacíos,
y caminamos con la muerte al hombro
sintiendo el tiempo como un mar inmenso
donde todo pasa y muere. Sentimos
la ciudad a lo lejos, y los astros
en llamas: heridas de luz en luz,
heridas en la noche silenciosa.
Contemplamos cómo asciende la muerte
hacia nosotros: cuerpos abrasados.
Sentimos el gozo de estar temblando
a causa del amor, fuego que, lento,
va sembrando heridas en nuestra luna,
en el corazón de la luna, como
una mano débil que todo alcanza.



25-3-2004

EL PUERTO OSCURO

Oh inmenso mar,
desnudo frente al hechizo punzante de la luz,
que desde este puerto, desde esta bahía,
haces temblar a la música.

En este puerto los barcos amarrados
son tumbas llenas de memoria.
Han viajado hasta muy lejos, y ahora descansan.
Sienten el peso de la luz.
Flotan en el agua del mundo
mientras los retrato en este poema.

El puerto huele a eternidad,
y está oscuro aunque no sea de noche.

El puerto es una ardiente tumba,
un pequeño corazón en el mar,
un inmenso crepúsculo de agua.

El puerto es el último rincón de la ciudad,
su lugar más triste.


30-3-2004

El hombre sufre por su constante incertidumbre;
ve pasar los días como vientos grises,
como huracanes de tristeza,
y no halla más que esa forma de mirar,
de intuir la muerte a la vuelta de la esquina.

Débil transparencia, eco a solas,
latido, ola, onda serpenteante en el desierto de las sombras.
Viento fugaz, palabra herida,
lluvia del tiempo.

El hombre pronuncia sus palabras donde la sospecha crece,
donde la luz se enciende ante el miedo. El hombre imagina
lo que no puede crear,
lo que su corazón le pide,
lo que se oculta entre los árboles oscuros del silencio y del grito.

El hombre se cree libre, pero no lo es.
Imagina y sueña, pero está atado a unas cadenas.

El hombre se cree dueño de sí mismo,
pero tan sólo es un espectro en el inmenso mundo del azul.

Ensoñación. Deseo.
Presencia evocadora de la noche,
de la noche de la muerte,
del dios de la muerte,
del latido de la muerte.

Tú, ser incurable,
eres abrazo de sal, fuego helado,
misteriosa niebla del otoño.



12-4-2004

NOS MIRAMOS...

Nos miramos -oh río que se pierde en el fondo de tus ojos-
quizá con el deseo de hacer real el instante del amor.

Qué silencio entre nosotros,
qué dulce, y a la vez triste, era mirarte mientras tú me mirabas.
Y qué breve el momento, qué fugaz el tiempo transcurrido,
entre el latido de la tierra y el descenso de la luz.
Entre tú y yo.

Y ahora, ahora que no estás,
la ausencia y la soledad son los motores de esta honda tristeza que me fluye.

Ahora todo tiembla;
tiembla hoy, un lunes cualquiera del calendario,
cuando el frío de la mañana y el paso de la lluvia
desembocan en un cielo sin sentido.

Te amo, pero no lo sabes.
Me enamoré de ti nada más verte,
nada más mirarte,
y aún no he descubierto el misterio que llevas dentro.

Esa voz...
Esa voz que no puedo describir en un poema.

Esos ojos, ese rostro...

Cómo me duele imaginarte. Qué triste es recordar
esas conversaciones contigo,
esas palabras que nos salían solas,
el estar a tu lado, el sentir tu presencia
desde una realidad que ahora es sueño.



17 y 21-4-2004

Busco el silencio. Algún lugar
donde la muerte sea un trazo de luz
que se dilate en cajas de música
y se distribuya en las sombras.
Busco tu noche. Algún lugar
donde el amor sea un puente tendido sobre el tiempo,
algún lugar donde lámparas de humo se amen como cielos desatados.
Te busco, directamente te busco. A través de palabras,
enjambres furiosos, distancias húmedas,
sueños de niebla y tumbas de silencio.

Te busco en la cálida noche de la amargura.

EN EL ARDIENTE GOZO DE TUS BESOS DESEADOS

Te imagino a la luz de la luna, que sueña despierta cuando todo está a punto de morir.



19-4-2004

AMANTES

Desde la tumba de la noche te escribo.
Desde el vendaval confuso como una espuma errante
cargada de amor, desde la lágrima
oculta en estallidos de soledad y muerte
que hieren el silencio de la playa desierta de los recuerdos.

Te escribo en túneles de angustia donde tu ausencia es un pájaro
que alimenta sus lluvias con diálogos primaverales y con sonidos
de áspera nocturnidad y sueños. Adiós a esa imagen
que tengo de ti, adiós a esos tiempos
creados por el azar y ensayados por nosotros, protagonistas
de una película de amor, de una historia de amor,
de un desierto sin cicatrizar. Amantes que se buscan
quizá todavía, amantes que en los charcos de la calle dibujan su rostro.

Amantes cuando llueve, amantes cuando nieva, amantes cuando el mar es sangre.

Amantes en la arena,
amantes en la luz,
amantes en el tiempo. Y vive en mi recuerdo
aquel episodio fugaz como experiencia transitoria.



26 y 27-4-2004

A UNA VITRINA VACÍA

Los libros que estoy leyendo están ahí,
en esa vitrina vacía,
donde la ausencia y el tiempo son dos enormes soledades.

Ahí está lo que no que no está,
lo que, invisible, late como una espesura de silencio
en la claridad. Como un fuego lentísimo
que nunca se consume,
como una mano negra atravesada por el llanto.

Ahí la locura
es un un rumor que recorre la tierra lluvias adentro.

Vitrina vacía. Libros invisibles.
Ausencia.



30-4-2004

APARECISTE. CONTIGO

Apareciste lentamente como un sueño.
En mis ojos dibujaste el vientre vacío del amor,
el deseo de eternizar ese segmento de tiempo.

Abriste una herida en la luz más inocente,
posaste tus hojas de muerte en el desolado rincón de la música
mientras una brisa nos cruzaba el pecho como un labio.

Apareciste como una mirada en la lluvia,
como un barco a la deriva en el mar del amor.
Hablaste conmigo,
me sonreíste,
y me llené de gozo, de plenitud.

Arrancaste el refugio de la sangre
al aliento de toda esperanza,
de mi esperanza, de nuestra esperanza.

Convertiste el amor en más que amor.

Contigo las horas insufribles se deslizaban como un viento sin rumbo.
Contigo todo lo demás me daba igual.

Porque contigo era feliz.



10-5-2004

ARDE EL SILENCIO

Arde el silencio en la palabra,
en la palabra vacía
que se aleja del llanto
y busca la luz.



11-5-2004

ME HUNDO EN TU VOZ

Me hundo en tu voz. Me pierdo en el eje
de tus delicadas simetrías,
cuyas formas dan sombra a la mentira.

Me pierdo en tu sueño, me pierdo en la estancia dudosa
donde las estrellas insertan dioses blancos.

El crepúsculo es tu llama, tu resplandor efímero.



12-5-2004

En los últimos resquicios de la memoria
quedan depositados algunos recuerdos como imágenes volátiles.

En los últimos resquicios de la memoria
tu nombre es una luz, un signo de esperanza,
un quiero volverte a ver, aquí y ahora.



12-5-2004

Me he perdido en el bosque de tus ojos. Ven a buscarme.
Aunque esté en ti,
sal de ti para encontrarme.



15 y 16-5-2004

FUGACIDAD

Latido ciego,
ardiente luna,
jardín lejano.

Permanece en la tumba del silencio
la inmóvil soledad de los cuerpos.
Permanece cada cuerpo como un río
con los muslos trenzados por la luna.

Permanece, distante, el crepúsculo abierto
que clarea el horizonte. Permanecen tus labios
sitiados por el fuego,
ajenos a la lentitud de las horas,
como barcos perdidos en un mar perdido
donde la niebla ensaya la tristeza.

Latido ciego,
ardiente luna,
jardín lejano.

Latido de la noche,
luna del amor,
jardín de la victoria. En ese jardín
tú y yo nos besaremos
un día,
cuando nada importe,
cuando seamos fuego, luz que se pierde poco a poco,
vida hacia la muerte, viento sin rumbo,
frágil memoria.

Algún día
tú y yo
allí estaremos:
rumor cansado como una piel efímera
que entre las teclas de un piano se extiende como un manto,
paisaje de niebla en las cloacas de lo oscuro,
lenta lluvia que penetra en lo más puro del amor.



17-5-2004

HAY UNA CARTA EN EL OLVIDO

Hay una carta en el olvido.
Está escrita para ti. Búscala,
piérdete en ella:
transmite el llanto que se aleja
rumbo a las bahías invisibles del amor.
Tendida en medio de la noche, sobre un desierto
late,
te busca,
y quiere que la busques.
Inmóvil,
quiere que tú la busques:
su sangre late por ti,
su cuerpo encendido destella por ti,
luz que nunca termina,
antorcha contra la muerte y la memoria,
contra el olvido y el desorden,
contra la lucha cósmica, de los astros.

Esa carta quiere estar en ti. Desde el olvido,
quiere engendrarse en tu ser, en lo más profundo de tu ser,
en tus inextricables entrañas que invocan al llanto.

Hay una carta en el olvido
y es para ti.



18-5-2004

DICEN

Dicen que hay pérdidas irremediables en el corazón secreto de la envidia.
Dicen que en la noche la música se esconde en las esquinas de las calles de una ciudad deshabitada.
Dicen los poetas que la locura es el último peldaño del amor.
Dicen que la muerte late oculta en cualquier lugar.
Dicen que el viento sopla a favor, a favor de la derrota.
Dicen que tú eres un ángel con cabello de ángel.
Dicen que el aire y la luz están en todas partes.
Dicen que de la frente a los labios hay un puñal de calor.
Dicen que el pan mojado es sangre en el aliento de la vida.
Dicen que Dios es un invento del hombre.
Dicen que hay puentes y raíces en las turbias alcantarillas de la mentira.
Dicen que una mujer desnuda me mira todos los días.
Dicen que un gato invisible asoma como un fantasma sus ojos verdes.
Dicen que luces rojas estallan en el puerto.
Dicen que el misterio es un azar de dados y de dudas.
Dicen que cuando un ancla se hunde resplandece el mar entero.
Dicen que si una risa se escucha a lo lejos aparece en consecuencia todo el llanto.
Dicen que los pájaros de pronto se tornan en gallinas.
Dicen que tu nombre a veces cruza el cielo, lo recorre de punta a punta.
Dicen que existen cementerios sin tumbas.
Dicen que hay campos abiertos con espadas de luz.
Dicen que un río es un sueño líquido.
Dicen que este poema no termina nunca.
Dicen que todo es amor.



20-5-2004

ESTA LUZ

Esta luz que recorre mis ojos
no es una llaga en tus palabras,

sino un paisaje triste (árboles, pájaros) que dialoga con el llanto.

Esta luz que recorre mis ojos
es un gozo íntimo,
una herida que no duele,
un amor de nocturna soledad.



26-5-2004

Llegaste en medio de un silencio no nombrado,
cuando empezó a llover. Te miré como los pájaros miran el rostro de la luz
en el azul intenso,
como los fantasmas ríen en las habitaciones de la muerte.
Hubiera sido todo un espectáculo
haberte besado allí mismo.
A veces pienso que debería haber hecho lo que acabo de decir.
Quizá no fuera oportuno,
pero -indudablemente- habría sido precioso.
Pero, claro está, eso sólo se piensa
después de no haberlo hecho.




27-5-2004

HOLA. ADIÓS

Hola. Adiós.

Hola a los que sueñan,
adiós a los que mienten.

Hola a los que cantan,
adiós a los que gritan.

Hola a los pájaros,
hola a los poetas,
hola a los mendigos.

Los pájaros cantan a la luna,
los poetas cantan a la luna,
los mendigos cantan a la luna.

(Esto, más que un poema, es una canción.
Una canción de túnel sin salida.)

(Y es que a veces prefiero mil veces la sencillez.
La sencillez expresiva o depuración
con que un poema-canción o canción-poema
se autoinyecta como una aguja en el cuerpo del alma,
penetra como un latido en lo más profundo del Ser.)

Adiós a los hipócritas,
adiós a los que trazan líneas rectas entre su aliento y el mundo,
puentes que cuelgan en la remota incertidumbre que los demás no quieren,
fronteras de dolor que los demás no quieren,
palabras en voz baja sólo para una élite mafiosa.

Y saludo a los que sufren,
a los que cada noche no consiguen dormir,
a los vencidos por el tiempo de la ignorancia, la injusticia y el desorden.

Porque ellos son los que sufren.

Y así será siempre.

Siempre,
siempre, siempre, siempre y siempre,
siempre.

Hola a los poetas.
Adiós a los estúpidos:
caballos salvajes,
guantes de silencio,
piedras dormidas.



30 y 31-5-2004

NO TENGO UN ABUELO

No tengo un abuelo.
No tengo un abuelo de largas barbas blancas,
de ochenta años,
con el que compartir palabras junto al fuego,
palabras -tristes o alegres- junto a la leña que arde.

Quisiera escuchar sus palabras
en el salón de su casa, o en un bosque perdido, o en cualquier otro sitio.

Hoy, ahora, en este minuto que se va,
quiero imaginar que tengo un abuelo
con el que paseo al final de la tarde
de un domingo de mayo.

Un abuelo que hable y escuche, que escuche y hable.
Un hombre con sueños, pues un hombre sin sueños
es como una pared sin cuadros.

No tengo un abuelo.
No hay un hombre sabio y colmado de experiencia
que sea mi abuelo y que me cuente sus hazañas.

No hay en este rincón de soledad
una voz llena de historia.


LUIS LLORENTE BENITO (Copyright 2004 )