Los ruidos son inmensos.
Al fondo se levantan,
derriban los muros del silencio.
Barren las esquinas. Son viejos. Otros nuevos.
Y persiguen, levemente,
tu cuerpo. Tus pasos tan hondos
sobre un suelo mojado por la luz amarillenta.
Nuevamente miran, se detienen
hacia el gris de una pregunta. Son inmensos:
gimen, lentos, y cautivan tu lámpara de oro.
L. LL.
24-1-2011
Raro y post apocaplíp(oe)tico, me gusta.
ResponderEliminarAbrazo
B.
Curioso. A mí este no me gusta especialmente.
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