lunes, 17 de enero de 2011

ESCRIBIR CON LA MEMORIA...

                                  A Ben Clark

Escribir
con la memoria aprendida del mundo.
Usted sabe que los poemas crecen en el fango.
Son flores de suburbio, como dijo una poeta.
Flores maleantes
en sucios rincones de papeles.
Y olvidaré estos versos
–sí, no los recordaré–
porque estarán de algún modo
en mi torpe cabeza,
en mi aliento personal sobre las cabezas del día.
En mi persona y en mi sombra.
En mi voz y en mi silencio.

Qué importa que no los tenga
cuando la muerte venga a mis zapatos,
cuando el día del Juicio Final
me pidan que recite algo de memoria.

El poema no será mío:
no me importa, no lo quiero.

Sólo es una forma nueva,
otra esquina de la casa,
el mismo bosque habitado con figuras
que olvidaron el tiempo de la lluvia y más tarde retornaron
sigilosamente. Es un giro en la calle
ya aprendida. Una forma nueva,
levantada con fingidos equilibrios.
Es otro rincón del mismo lugar,
un poema simplemente
con la mirada un poco más allá
–lo mismo siempre a veces no es lo mismo–
pues ya saben
que esto ya lo he dicho. Mientras tanto el sol
desciende por mi sangre
como la droga de un pájaro muerto:
el cielo se desliza sobre la ciudad colmada de espectrales voces
y la niebla aprende su desahucio.


Luis Llorente, 17-1-2011

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