lunes, 10 de enero de 2011

LA MUERTE DE MARAT

David pintó un cuadro
muy hermoso:
La muerte de Marat.
Es un rostro
sin temor, sorprendido
por el puñal de Charlotte Corday
a las puertas de un instante de la vida:
la relajación en la bañera,
el agua sobre el cuerpo
tendido y casi muerto ya:
supongo que el alma de Marat,
su mente y su muerte eran lo mismo.
Qué estaría pensando
unos minutos antes
de la fatídica sorpresa.
Quizá no pensó nada.
Tal vez haya que reconocer
que fue una muerte dulce,
envidiada por muchos,
y una forma de inmortalizarse
ante la revolución francesa.
Y de qué sirve contemplar
este óleo sobre lienzo,
si no transmite del todo
el instante de la muerte.

Sólo refleja los ojos apagados
y lo que hubiera sido otra vida
después de una defensa.

Pero Marat fue sorprendido, y murió.

Y así vive su muerte
entre nosotros, y David se quedó
con los derechos de su imagen
y Charlotte, qué decir de Charlotte,
supongo que estará orgullosa
de ser una mujer elegante y homicida,
de perpetrar un elegante asesinato.


VIII) 10-1-2011

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