jueves, 20 de enero de 2011

la poesía viene a ser...

20-1-2011

la poesía viene a ser
un lugar diario

los calcetines el asfalto
la materia el olor de una madre ausente
la ciudad vieja
envejeciendo y fría
la distancia que se mide con el verso
presentido
y la vela a la deriva

somos tiempos oscuros
muecas o gestos del pasado
máscaras que brindan su belleza
a cuanto ha sido suyo
y cuanto es nuestro se detiene ahora

ya no volveremos por este mismo camino
por esta misma lluvia de muerte
ya sólo las bocas encendidas de las nereidas múltiples

la tarea diaria de escribir
sin saber lo que uno dice

el nunca que es nuestro a cada largo instante
se produce fértil se produce limpio se produce desolado

los bosques hediondos la sordera las noches putrefactas
o cadáver congelado en la espesura
los cincuenta olvidos
desterrados tras el campo de batalla
la letra como sangre de la vida
el acto de habla rodando ante las lámparas

estoy solo y sordo la habitación vacía
ya no dice nada
estoy solo y sordo
no temo a la muerte
estoy sordo y solo
ya no temo
estoy sordo y solo
ya me grito y me junto a los caballos
y me cuelgo de las torres y las muertes colgadas
y de las heridas inflexibles cicatrices
lugares destapados por el nunca de la nada
y los nadas y las nuncas
y los nuncas y los nadas
las vanguardias que se rompen en agujas

la herencia del pájaro que invisible busca su guarida
las dunas de un desierto inacabado
la formación de un río en el clamor de las especies
las tierras áridas de dueño muerto
su abuelo ya no vive aquí te han dicho
el hombre por quien pregunta está muerto te han dicho
el suicida dejó una carta sin firmar te han dicho

la sangre se recobra en el tamaño de un puño
y las heridas de paisaje o vuelo de la luz
el diente sucio y roto de un caballo
los ojos podridos de una vaca muerta
las nubes sí las nubes (yo recuerdo tantas cosas)
pasaba en bicicleta por las afueras de Segovia
y un día vi una vaca muerta y me impactó
la vida que salía de su muerte en su mirada
los buitres estaban cerca sobrevolando el cadáver exquisito
y pensé: yo tambén soy vaca
venid a por mí
porque probablemente mi carne se parezca a la de Dios
(eso fue hace diez años)
la vaca muerta sigue viva de tanto morirse

el destello putrefacto de una madrugada insomne
la risa las colmenas
del vacío señalado
la música de las tardes que se alargan como la inclinación
de la cara oculta de un astro
o como la vejez de un niño que empieza a vivir

mañana estaré aquí
y escribiré otro poema

y no sé con qué quedarme
de tanta materia insatisfecha
y de tantos verbos insurrectos
díganme qué hago
con este verso partido en dos vallejos
díganme a dónde echo esta basura
díganme qué vómito es posible
y quién espera un día diferente
y quién destruye el tiempo y la monotonía
con los intestinos de una ballena congelada
o con los cristales del lobo de ojos negros

díganme si no es verdad
aquella vaca muerta sigue viva de tanto morirse cada día


Luis Llorente (1984)
Poema perteneciente al libro Nunca 









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