miércoles, 17 de noviembre de 2010

LA INFANCIA DE DIOS

Señor,
anégame en tu luz,
que tu lumbre sea mía. Si eres
Dios
y existes
déjame vivir con todas estas
flores azules que destellan. Cada día
corre como un niño
y yo te miro en las nubes tan espesas.
Cada día es un páramo distinto.
Las tardes tienen buitres
y el tiempo me devora. Déjame morir
en la alegría. Soy tu hijo
en los campos de cieno que se extienden en la noche.
Quién estuvo en la taberna
y me miró como se mira a un ángel.
Estoy muerto en este instante, no te olvides de mi nombre.
Me han partido el cráneo a puñetazos.
Me han pisado los ojos. Han arrasado mi casa.
Mi ciudad ha muerto. Nadie se ha quedado
con su familia de inocente dignidad que tiembla.
Me han sacado los ojos de exterminio. Alguien
me niega la sonrisa
y me rompe los huesos con un hacha. Soy
el cadáver macilento. Me han aplastado la cabeza
y me han destruido la infancia. Mi cuerpo
arrojado al muladar, y a nadie importa.
Mira mis manos expulsando venas y gusanos.
Yo qué he hecho. Soy inocente. Tengo sueño y hambre.
No me mates. Quiero dormir como los ríos.
Quiero comer como me comen los gusanos.
Y vuelvo al lugar de aquel árbol
y mis hermanos ya no están jugando.
Ya somos mayores porque hemos crecido
como un desierto que se olvida de su origen.
Ya no están
las ventanas de los ojos de mi abuelo.
Ya sólo queda
esta tristeza gris en mis ojos desolados.
Ya sólo tengo la memoria
para combatir los desperdicios.
Que se caiga el muro y me aplaste su esperanza.
La tumba se pudre a cada instante.
La hierba es un lugar mojado, una máscara húmeda
junto a la casa que inventamos. (Y mi padre
nunca leerá este poema
porque sé que no le gusta la poesía).
Y ya no estoy allí,
ya no puedo volver
a la secreta música
del verano adolescente: los rincones del salón,
o los abrigos del invierno y los juguetes ácidos
que ahora brillan y sangran y se deshacen en mis ojos.
Ya no puedo volver,
y esa tarde duele todavía como un rostro.
La cerveza en el jardín, ya soy mayor.
Los amigos se fueron. No necesito nada.
Señor, perdóname. Mis palabras salen de mi boca
y se posan en el manto de la noche. Escucho
la respiración de mis padres dormidos.
Es la casa de verano. Estoy en el jardín, ya soy mayor.
Es el mismo sitio donde regaba las plantas.
Padre, éste es el huerto de mi casa. Sé que es muy pequeño, pero no tengo otro.
Estos son los juguetes
con los que fui niño, y me perdía
en las horas jugando con mis hermanos
mientras mi padre trabajaba en la soledad de su despacho.
Padre, esta es la fotografía ardiendo de mi infancia.
Éstas son mis manos de niño, ésta mi sonrisa, ésta mi alegría.
Éstos los fantasmas del insomnio.
Ésta es mi sangre. Ésta la tumba de mi abuelo.
Éste es el cordero asado en el fogón. Éste es el vino que tomamos en mi casa.
Éstos son los lugares
donde conocí la luz.
Padre, ésta es mi cama y mis almohadas.
Padre, éste es mi pijama del color del silencio.
Éste es el tejado donde cuento las estrellas.
Éste es el viejo ordenador que no funciona.
Éste el cuaderno olvidado
donde escribí mis primeros poemas.
Éstas son las lágrimas
que fluyen como el agua del arroyo.

Todo esto es tuyo, Padre.
Toda esta sangre es tuya.

Ya soy mayor. En los rincones del jardín
las hormigas escriben un poema.
Hay ratones y huesos de pájaro. Pájaro muerto
de ardientes ojos vacíos.
Los pájaros vivos picotean los restos de la luz.
Es el cadáver de la mansedumbre,
el grito antiguo de las tardes de verano.
Hay un almendro y un manzano. De pequeño
mi padre me mandaba regar las plantas,
pero ya no cuidamos el jardín
porque sólo es la casa de verano,
sólo dos meses al año de alegría.
Allí está mi terrible agosto, detenido como un libro eterno.
Allí están los relojes de péndulo, mi bañera favorita,
los refugios interiores. Mis pasos lentos en el pulso de la noche.
Y esta casa es invisible ya: su belleza inmortal todavía me sorprende.

Todo esto es tuyo, Padre.
Toda esta sangre es tuya.


Luis Llorente Benito
10 de noviembre de 2010
Hablando con Dios por la noche

11 comentarios:

  1. Me encanta éste, "Hacia otro sol más duradero" y, como te dije, "Historia de la luz".

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  2. Qué quiere decir con eso de "hablando con Dios por la noche"?

    Lenguaje muy teatral, poco natural, me recuerda a la casa de Bernarda Alba, de Lorca.

    No le conozco a usted personalmente, Luis Llorente, pero, ¿no es usted un poco prepotente? ¿O solo es esa la impresión que da?

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  3. Cuántos años tiene ustes? Por curiosidad.

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  4. jajajajaja....

    me gusta" como un desierto que se olvida de su origen". es una imagen que se queda.

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  5. Sara, puede que el lenguaje sea teatral. En poesía hay que poner un filtro de literaturidad.
    Y no creo que se parezca a "La Casa de Bernarda Alba de Lorca."

    Siento parecerte prepotente. La poesía mística tiene ese cauce de expresión y yo me ajusto a ello. Pienso que cada línea de arte tiene un código y unas pautas: no creo que haya que romperlo para ser falsamente más original.

    Por esa regla de tres, "Hijos de la ira" de Dámaso Alonso es una impostura en toda regla.
    Si ser natural es escribir como escribe Cristina Peri Rossi, entonces lo siento pero no soy natural.

    No es mi intención parecer prepotente. Sinceramente, no me paro a pensar en nada ni entiendo muy bien ese calificativo.

    Es un poema escrito desde mi inocencia y desde mi fe, sin pretender molestar a nadie. Si te gusta, bien. Si no, pues no lo releas.

    Tengo 25 años.
    Un saludo.

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  6. Sara,

    de todas formas, tengo una sensibilidad exacerbada. Luego lo de que no es "natural" es relativo. Lo escribí estando borracho, después de estar de farra nocturna por ahí. Y triste. Acordándome de mis problemas personales... en fin. ¿Qué más puedo decir?

    No quiero hacerme la víctima.
    Sólo dire que no soy prepotente. Como mucho, lo parezco. Pero parecer no es ser.

    Si te molesta mi fe, mi forma de expresarme o mi ebriedad, no es mi intención.

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  7. Y fue escrito recordando mi infancia y adolescencia -con algún dato que no correponde a mi vida real- en mi querida casa de verano, donde tengo todos mis recuerdos.

    Y por mis recuerdos no voy a pedir perdón a Nadie.

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  8. Ok, Luis, veo que sos muy joven. NO quiero que me pidás perdon por tus recuerdos. ni a mi, ni a nadie. Esta bien.

    Me pareciste prepotente porque entiendo que te comparás con Dios, que Dios y tu sois lo mismo. al menos se entiende así, si escribés de tu infancia, y llamás a la poesía La infancia de Dios.

    Otros poemas de tu blog si me gustan.
    Este no lo releo.

    Ok, la obra de Dámaso Alonso no es una impostura. Pero a vos te falta mucho para ser como Dámaso Alonso. Y decir eso si es una impostura.

    Un saludo.
    Sara
    Me caes bien. Yo tengo 27. Y estoy muy buena.

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  9. Claro que me falta mucho -muchísimo- para ser como Dámaso Alonso. El que lo pusiera de ejemplo no quiere decir que me estuviera comparando con él. Pero no es una impostura lo que dije. Y de todas formas, yo tengo 25 años y nunca viviré entre 1898 y 1990 ni escribiré las maravillas que escribió Dámaso. Así que pienso que en Literatura cada uno tiene su lugar.

    Toda poesía existencial no suele ser precisamente natural. Si interpretas que yo me creo Dios por titular el poema "La infancia de Dios", pues ya te digo que no es ese el sentido.
    Si lo lees bien, digo "Todo esto es tuyo, Padre." Como si mi vida fuera de Dios. Y mi infancia, de Dios. Pero no he querido decir que yo sea Dios.

    El poeta español Ángel González dice en su poema "Me basta así": "Si yo fuera Dios, haría lo posible por ser Ángel González para quererte tal como te quiero" (eso sí es prepotencia, y sin embargo lo dice en clave de humor).

    No me importa que no te guste este poema. Hay muchos poemas míos que no me gustan como autor y sin embargo sí gustan a lectores. Y a la inversa. Éste a ti no te gusta y a mí sí.
    De todas formas, gracias por seguir mi blog.

    Supongo que sos escritora o poeta. Lo deduzco por la seguridad con la que me criticas. Si estás harta de blogs y de esnobismo en poesía, yo no soy de esos. Parece que tienes una fuerza oculta contra algo.

    Supongo que sos argentina.
    Un saludo.
    Luis.

    Me tocaste los huevos al principio pero me caes bien. Y me alegro de que estés muy buena.

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  10. Jajajaja.... que tengo una fuerza oculta contra algo..., pero qué bueno que sos!!!!!

    Me encantás!!!

    Sí, soy argentina. Y vos sos un Sherlock Holmes.

    Ahora que explicás el título del poema, ya lo comprendo, y ahora no me paresés prepotente.
    Ahora me caes rerebien.

    Sos un poco yogurín para mi, pero quién sabe.
    Aunque creo que no vas a tener la suerte de que te toque los huevos de verdad...
    Jajaja!!!! Relindo!!!

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  11. No me tocarás los huevos de verdad sencillamente porque estás a muchos kilómetros de mi cuerpo.

    Linda usted.

    Y no soy yogurín: he vivido mucho aunque tenga 25 años.

    Para hablar más privadamente:
    coronacion-de-la-espera@hotmail.com

    Ciao.

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