martes, 2 de noviembre de 2010

NOVIEMBRE

Y esta luz de noviembre
qué nos trae,
a qué ha venido,
cómo es que escucho el pulso respirado
en el suelo mojado de la calle.
Un hombre camina con sus pasos abiertos,
camina solo, solo hacia la luz,
la Rúa Mayor otra vez revisitada,
larga calle hacia el cielo,
larga calle hacia la luz.
Un hombre prisionero
de su propia soledad: quién era aquel
de ayer, la noche que ya no dura
y que se recuerda como un cuerpo.
El hombre que apuraba un vino
en tabernas amadas de alegría
en esta hora de la mañana se transforma:
soy el animal en el bosque, el ciudadano libre,
el escondido insecto
rondando la torre de la catedral,
y su esbelta lumbre.

Y esta selva soy yo,
somos nosotros,
la sombra del caminante,
el sol de noviembre y de inocencia,
y no puede haber un rastro tras mis pasos,
no dejo huella, no hay límite
en mis turbios relojes invisibles
pero abrazo esta hora de la dicha.


Luis Llorente Benito
2 de noviembre de 2010
Libreros, 11:57

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