martes, 30 de noviembre de 2010

pero mira que la lluvia

pero mira que la lluvia
se esconde y yo te digo
déjalo estar
allí donde
no nos vea
ni el animal muerto ni la sangre
esa que se pierde en la neblina
en el aceite de los páramos ocultos
desgastados como losas de zapato

porque correr y mirar es lo mismo
y es lo mismo conseguir la estrella del norte
que conseguir el corazón del sur
o el templo o la torre desventrada
(porque has sacado su vientre: no lo olvides)
y para que yo siga corriendo
es necesario que el mar destruya sus límites
y que se incendien los ojos del desierto antiguo
como nadie que se va muriendo y vive o duerme o grita
el sonido la pared es una tarde gris la lluvia que deshace los lugares

y yo vuelvo por donde vine
y sabes que me marcho y que me digo la hora y que me siembro tu rostro
y la tinta que se extiende desde el vino no ha dormido esta noche contigo
el abrigo del invierno y el café en las tabernas donde descansa el polvo
los sillones de tu casa viejos y de cuero y de mirada que se cubre

los días pasan y pesan porque pasar y pesar es lo mismo
camino por la flecha de tu vientre y por la tumba de los héroes extinguidos
te entrego las llaves del mar
quiero comerte el cuerpo
devorarte entera como a un hueso
y que la médula me dé tu alma

y pobre la luz que está temblando de miedo
la poesía se ha muerto de tanto nombrarla
esto es el principio de una resurrección
las palabras salen de la cama
y me dan un puñetazo en el estómago
y una tráquea de diamantes es el límite del sueño
el grifo está abierto y la ciudad corre a lo lejos como un ángel
Joyce Mansour estaba aquí tendida sobre la playa
y la penetración era un cuadro de Dalí
los caballos-carreteras-madrugaddas
y el delirio insomne de los ojos fatales

no puedo decir más que este arpa
o guitarra de la tierra escondida
penetro sus raíces y me tiendo en su espesura
que es un bosque en la otra cara del mundo
rostro o casa o lugar
lo mismo desde entonces
desde que los hombres inventaron esta tribu
y el adelgazado rumor de los sauces en el invierno más congelado del invierno
en el adverbio más antiguo del invierno
del invierno
del invierno
del invierno
del invierno
del invierno
del llanto…


29-11-2010
Autor: Luis Llorente en crisis poética

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