miércoles, 20 de abril de 2011

PREMIUM BEER


La calle se alarga
demasiado. Esta Bitburger
viene con el paso de la música
y la ciudad respira falsamente. Esta Bitburger
es la quinta, y es de medio litro. Y se sube
hasta el cerebro. Es caminar contigo
la sombra que dejo en las manos.
Tu cuerpo era el paraíso de la lluvia.
Es abril, y siempre he dicho que febrero
tiene otra vida. Y navega a veces la memoria
como si fuera un lagarto que desentierra
los ojos del tiempo que estaba muerto.
Ahora tú lo resucitas, vuelves por la línea
de aquella música, esos discos que hace tiempo no escuchabas
y recorren las sílabas del aire de esta extraña primavera.

Ahora aquellas cajas, sonidos, perfumes, libros de poemas
bajo el polvo.

Qué importa estar en casa, o en un parque,
o en el callejón donde pasó la vida
de vuelta de una gloria inexistente,
tus labios sitiados o el regreso sin venganza.

Qué importa coger el libro de Pessoa
o perderme en los pasillos de Valente.

Qué importa escuchar el disco de Bowie
o el de Lennon.
Me quedo con las lámparas comunes,
con las tardes y las noches que derriten su silencio
y se funden como cera en la nostalgia.

Y ahora sé que para llegar a esto
he tenido que llegar a esto.

Para encontrar esa tierra,
ese lugar común,
es necesario salir del cuerpo
con esta cerveza.

Beber hasta emborracharse.
Emborracharse hasta morir.


L. LL.
20 de abril, Hola chata, cómo estás; te sorprenderá que te escriba...

No hay comentarios:

Publicar un comentario