jueves, 14 de abril de 2011

POEMA DE AMOR



la encarnación del día, del alba y sus regalos:
la hierba y el rocío, los insectos
colmados de misterio, ser el bosque
y respirar el bosque sin prisa hasta el crepúsculo.
                                                                 BEN CLARK

Y empezó la música
en aquel jardín vacío.
Aquello era un vaivén a nuestro alcance.
Ella miraba su alegría
y yo pensaba en la noche
húmeda y sin ella. Ella hablaba
alegre y yo escuchaba triste,
con la atención de un párpado que suda,
con la derrota comprendida y cierta.

Quise quedarme por más tiempo. Aunque a veces
el dolor me basta.

Pero se fue
como todos los minutos que han pasado por mi rostro.
Se fue como todo,
porque todo termina, porque a veces los sueños
deben quedarse donde están, y no entrar nunca
otra vez (no intentar violar la puerta: es mejor
dejarlos ahí como cadáveres),
                                                 y respirar
con la sangre ya distinta, aceptando
que un camino se borra en el tiempo,
que todo es una línea rota en el pasado,
un desgarrado límite sin dueño,
un trozo de memoria que sucede,
un ojo muerto o un grito que se ahoga:

respirar aceptando la derrota,
comprender que hay lugares que nunca se repiten,
comprender el vacío que nos queda
y la misma música sonando a lo lejos,

comprender que todo lo que se va
estará siempre con nosotros.


Luis Llorente, 14 de abril, 2011.
(A Mariajo, por si algún día descubres este blog y dejas de ir tan a tu bola).

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