martes, 10 de mayo de 2011

SOLEDAD


Ya no buscas la costumbre
de parecerte al frío.
Has vuelto a casa
y has abierto la ventana
con un cuchillo. La soledad
temblaba en la ventana, era mayo
y todo parecía más extraño. Sólo
un llanto
sobre tu nombre vacío, sólo
un ruido
sobre el cadáver de la luz.

Ahora prefieres esperar
a que llegue la noche sin venganza.
La silla, la ropa, los papeles
y los libros en la mesa
donde empiezas a morir.
Has abierto la puerta
con un cuchillo.
Te has asomado al balcón
y has encendido tus manos
calientes como nubes.
La música sonaba, la soledad sonaba, el abandono sonaba.
Y ahora te quedas con el vértigo,
la urdimbre de otra luz que llega,
te miras y te alejas de ti mismo
sin saber muy bien a dónde vas.
Te has mirado al espejo. Te salían
árboles por la boca, raíces largas
y secas como una tarde antigua;
has golpeado tu rostro
para comprobar que estabas vivo.


L.
7/5/2011

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