lunes, 21 de enero de 2013

RAFAEL ALBERTI PASEA POR BUENOS AIRES UNA MAÑANA DE ENERO DE 1953



Después de todo lo vivido,
esta luz argentina que me acoge.
La guerra quedó lejos,
por fortuna no la vi desde la muerte.
Todos los amigos que se fueron, y otros
que buscan otro exilio.
Buenos Aires tiene rincones
tristes, donde pasear
como un fantasma errante
que no ha visto otro secreto, y los cuadros invisibles
aguardan la hermosura de estos días
sonámbulos. Porque yo me salvo en mis poemas,
en la pintura, en los besos a mi mujer
o en esta soledad
a veces tan feliz. Poetas y poetas
en la ciudad inmensa de la Plata,
el frío porteño de este enero secuestrado
por la música de los bandoneones,
los tangos que repiten el dolor
como un paisaje interminable y cotidiano.
Los cafetines donde escribir unos versos
que me lleven a otro reino,
la monodia de mi mente de fantasma,
las charlas amables con Gómez de la Serna.
Cuidadoso, paseante, observo
las mentiras y los dones
de esta ciudad inmensa. Sin prisa,
con la calma de quien ha venido
a ver la vida,
el instante de los pasos y la felicidad
de este exilio extraño y largo.
Los árboles caducos, las largas avenidas, las calles
que llegan hasta el puerto.
La seguridad literaria: Retornos de lo vivo lejano
se está vendiendo bien, los editores de Losada
están contentos. Y es un libro de amor.
Pero detrás de esta belleza
hay otro paisaje en la memoria:
el hombre. Cómo hemos podido
matarnos, por qué las guerras.
Y aquí también la dictadura.
"Cuando Perón tuvo en sus manos
todo el país y todos los resortes,
se fue creando una situación más difícil.
Por ejemplo, María Teresa había trabajado mucho en la radio
y era popularísima, pues daba unas charlas
que se llamaban "Charlas con María Teresa León"
por una de las radios más importantes. Después,
cuando empezó la televisión,
comenzó a trabajar también en ella. Pero iniciaron las listas negras
y nosotros quedamos fuera
de esos medios que, al fin y al cabo, nos proporcionaban
la posibilidad de ayudarnos a vivir,
porque tú sabes que no sólo publicando libros se vive."
Pero pronto nos iremos a Roma. Este no es lugar 
para nosotros,
los que vinimos
entre el clavel y la espada,
con la mano abierta de la libertad,
los que combatimos el fascismo
y fuimos siempre sospechosos.



Luis Llorente


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