miércoles, 23 de marzo de 2011

LA LUZ ES UN INSTANTE (POEMARIO)

LUIS LLORENTE BENITO













LA LUZ ES UN INSTANTE



























Hablan como les vienen las palabras,
cambian ideas bebiendo
orden sacerdotal de una botella;

                     CÉSAR VALLEJO


                 
La luz en el instante
de vivir se hace llama
y su fuego me quema
el límite que soy.

   JAIME SILES



Si estás dispuesto a afrontar
la escena, no es de William Blake.
¿Estás dispuesto a devorar
estrellas que sacien tu sed?

         HÉROES DEL SILENCIO 








15-1-2010

Ahora empezar,
volver,
escribir de nuevo.
Acordarme de ti.
Ayer tu mirada parecía una brújula.
Estas calles huelen a una quietud indefensa.
O la quietud está en mí. Cualquiera
puede llegar y romperme la tarde.
Ensimismado como un río fantasma.

He comprado un cuaderno
con la portada morada, preciosa.
En una tienda de esta calle,
cercana a mi casa de verano.
No era exactamente una papelería;
era un bazar de esos donde todo está desordenado
y entremezclado
como una selva en venta.
Viernes por la tarde.
Estreno página en blanco –terreno virgen–
sin saber muy bien qué decir.
Pero el poema fluye.
Atardece.
Regreso a mi casa de invierno.



15-1-2010

En el jardín abandonado late la ciudad.
Un rumor, un murmullo
leve y fértil, casi sagrado.
Aquí están las rosas
que nunca tuve para ti,
aquí el principio de la noche
y los ojos vacíos del cuervo impasible.
La farola donde el silencio anida como una garrapata.
La calle roída por el tiempo (roedores, roedores,
mágicos roedores).
El aire tan frío, o viento húmedo
contra los carteles de la muerte.
Anuncios extraños en este laberinto.
Me mira una chica frágil, con ojos audaces,
en esta plaza vieja de barrio viejo.
Destartalada luz, ennegrecido desorden.
El cuerpo de un ratón
de regreso a casa:
al vientre de una madre invisible.
Y mis ojos gotean en honor a la belleza.



15-1-2010

Completamente contigo
contigo
             estoy entrando
en las tabernas del olvido
tan inexacto
tan vulgar
tan nube
              porque quiero parecerme a un huracán
contigo alegre
contigo aquí
mis manos como guirnaldas creciendo en un desierto anónimo
y las llaves de la niebla aquí con nosotros
Se abre una puerta y cierras la ventana
al fondo de la nieve hay un espejo
y el llanto huele a ti
duele a ti como un perro muerto

Entramos en un reino indescifrable
que me dicta este poema
qe media página y en tinta azul



16-1-2010

Reflejos en el agua de la noche,
cielos de plástico al este de una piedra inverosímil.
No me creo lo que estás diciendo,
no me creo esta pregunta. Ella era
una espina. Aquí
entre el mágico desorden de granizo,
los relojes son policías que vienen a buscarme.
A por mí. A por ti. A por el espacio en blanco

y la línea confusa que se disfraza de vértigo.



16-1-2010

Palabra muerta, palabra viva.

Palabra inerte,
palabra fugaz,
palabra promiscua. Palabra
lenta todavía,
en un lienzo antiguo se escribe y se agrieta.
Balbucea el canto. Todavía
la noche se remansa y cae sobre estos jardines;
todavía se extiende la noche.
Aún contigo
el humo de la tarde nos concede el don.
El don de mirar, el don de buscar, el don de saber.

Y no te duermas. Que todavía
tenemos que entrar a la muerte
con los pasos vacíos.



16-1-2010

Ella era un túnel.
Ella estaba a la deriva,
Ella se derramaba sobre mí
como sangre de un dios inocente.
Ella era el pan. Ella mis ojos perdidos.
Ella era el miedo
y el silencio oscuro de mi vientre.
Ella estaba en mis manos como un pájaro.
Ella estaba en mí como la noche estaba en ella.
Ella sabía
que existen gatos azules y cuchillos de hielo
y tabernas donde anida el vértigo y se emborracha la quietud.

Ella conocía este poema,
ella sabía de este verso.
Ella estaba ardiendo
como un ángel que se conforma con sus alas.

Ella era el sueño.
Ella era una llave
para cerrar la puerta de la vida.




16-1-2010

En tu boca inmensa hubo una batalla con mi lengua.
La infantería de tu saliva
contra la mía.
                      Y quién venció. No importa.
Estabas húmeda
como una rosa de aluminio.
Tu cuerpo temblaba
y el regreso al origen de los labios
era difícil como un muro.
Pero resucitamos en medio de la niebla,
resucitamos porque estábamos muertos,
morimos porque habíamos vivido,

vivimos porque habíamos muerto
y el amor era una ventana por donde entraba la borrasca
a nuestra casa invisible
y a nuestra luz eterna como música ausente
y a tus muslos de mármol
y a tus curvas lechosas y de insomnio
y a nuestras uvas y naranjas
mordidas como un perro



16-1-2010

La memoria
                    en nuestras manos
                                                  es un cuerpo
                                                                       tan frágil como el tuyo

Todos hemos sido magos alguna vez
Todos hemos sido magos
Todos hemos sido

Yo soy el agua
Tú eres la sed
Él es el camino
Ella es la noche y el deseo
Nosotros somos gorriones de barro
Vosotros sois la aspereza de las piedras
Ellas son
instantes de carne trémula




17-1-2010

Nuestras horas queman
como niebla gris. Estamos
juntos en una tarde de enero
que se quedó olvidada en un cajón.
Alguien tiembla. Nosotros aún no.

Látigo, cuerpo, cerilla.

cerilla
cuerpo
látigo
          y siempre las nubes huyen

Empieza una guerra en tus labios
y ahora es difícil saber tu nombre

Eres un paisaje sin límites
y no tienes
suficientes latidos

para salir de este otro paisaje

y dime si tus manos alguna vez fueron árboles



17-1-2010

Recorremos este mar sin adjetivos
recorrerte es ágil
recorrerte es magnífico
magníficamente recorrida
recorremos magníficamente inmenso
la intensidad es nuestra
y recorrerte es azul
o pájaro húmedo
o papel mojado extrañamente
Tienes un sol en la esquina derecha de la cabeza
Cuántas lunas tienes
ahora todavía
ahora que es temprano y nieva

Recorro tus piernas perfumadas
y me detengo en tus ojos pintados de abismo
el vértigo está aquí
ya se acerca ya llega
aproximación sonoramente tú

el vértigo es esto que tanto se parece a nosotros



22-1-2010

Espejo clausurado:
retumba un eco de ultratumba.
Hay caballos galopando hacia nosotros.
Me gustan tus gemidos cuando te toco un pecho
y muerdo tu carne como una barcarola
con mi lengua afilada.
De los oropeles al oro hay un paso muy corto.
La tarde está escondida y en tu vientre anidan los insectos del deseo.
Como un gusano
sale de la boca de la noche el amor que nos sustenta.
Te gustaba Louis Aragon y Juan Larrea
y sólo por eso merecía la pena conocer tus ojos.
Como espuma
sangraba una batalla sumergida.
El tiempo en nuestras manos
se tendía como una carretera en el verano
asediada por lagartos y por ruedas transparentes
y arde la luz porque la luz es el fuego
que reconoce despedidas y siembra disciplinas
para volver a los rincones de la luna
tan de azufre y tan sincera,
pero mientras tanto los perros nos cuentan su tragedia
y aquellos árboles de hierro tiemblan
porque tu corazón es metálico como una piedra roja,
porque tu sonrisa es un arco de Zamora hasta Bizancio
y hasta ahora no hemos podido
dibujar una pregunta en las paredes de la lluvia
porque hasta ahora no me has dicho
de qué color es la frontera.



23-1-2010

23 de enero.
Comienzo por la tarde
el sábado. Unas horas
antes de esta luz
estaba dormido,
y unas horas antes de estar dormido
estaba barnizando la madera de la noche.
El aire seco fertiliza en el canto.
Ahora soy un cuerpo
ensayando el silencio de la tarde,
recorriendo este desierto blanco
con mis ojos transparentes
donde se reflejan formas invisibles.
Todo lo que imagino. El estómago de la tarde,
y el vértigo de la huida.
                                       Y el temblor del cuerpo
cuando no tiembla.

La soledad suena en este cuarto.
Al fondo voces húmedas.
Al fondo una puerta, y luego otra puerta al fondo de esa puerta.

Las palomas en una calle peatonal
son signos de abandono.

El cristal líquido de unos ojos con sordera.
Penetro y enmudezco.
                                    Al fondo más luz,
todavía es un instante,
ya no es.
               Al fondo la catedral,
al fondo el agua de las moscas.
Hay una música
leve, secreta,
en estos restos del tiempo.
Son cáscaras, guantes usados,
materia casi inútil que ahora me sirve y me saluda.

Son despojos, son acordes.
Este cielo
es azul sólo en mis ojos,
esta ciudad es silencio
sólo en mis oídos.



23-1-2010

Dorada simetría
de vivir igual que ayer.
Exactamente es esto lo que quería.
Exactamente tú
en mí te anuncias
otra vez
y pronuncias mi nombre con tus ojos
otra vez;

otra vez,
otra vez.




25-1-2010

Quand vas-tu te lever lumière et moi j´ècris

LOUIS ARAGON

(Cuando vas a levantarte luz y yo escribo)


y entonces oirás cómo medito
y entonces tocarás cómo tu sombra es esta mía desvestida
y entonces olerás cómo he sufrido

                                       CÉSAR VALLEJO

La fruta que has comido
todavía está en tus labios.
Aún es pronto: la noche está empezando.
El viento desdentado nos recorre y nos atrapa
como se atrapa al ángel de la luz.
Húmeda desdicha de no encontrarte así,
de no verte como quiero que aparezcas.
Frágil cristal nocturno. El temblor, la inquietud
y la fugacidad de buscarte
como un cuerpo aquí sabido,
tan a solas con la luz,
con esta luz de mar y de arrecifes,
con estos ojos
tan puros y tan míos
que a veces pierden la pureza.

Mi temblor, tu aparición
y ese olor extraño que deja el día al marcharse.
El sol: su pulso terminado.
La oración sin límites
y la historia corrosiva de tu cuerpo.
Hacia la nada, hacia el canto
vencido en esta noche
y una lágrima que empieza a morder el pan
y a parecerse a las espigas de un campo sin espigas.
Líquido miedo:
sudor
y eres o soy
y no terminas
y no te entiendo
y tarde nos buscamos en el límite,
para encontrar una huella de sangre en el espejo,
un rastro tras el oleaje de la noche
(ámbito sintiendo nuestros pasos),
un eco alegre de vivir
dibujado en esa puerta.
El agua se desliza y ya no nombramos aquel árbol.
Nos acercamos al mar de la memoria, ese muro inocente.
Pájaros, pájaros, relojes y fuego.
Fuego, fuego, tu voz en la costa del silencio.
Silencio ensortijado de saberte sin lugar.

El tiempo en nuestras manos
es papel mojado.
                            El tiempo en tu cabeza
hace que ardas y no existas.
                                             El tiempo
pasa extraño
hacia nosotros:
se consume –inexorable– por definición. Esencia
que nos aguarda
mientras yo te escribo:
amo tu oblicua forma de mirarme.
En convexos espejos hemos sido
dos territorios contrarios,
dos amaneceres opuestos
que sin buscarse se chocan
y hay algo de luz en las sombras de este límite.

Yo quise subir a otros árboles,
conquistar otras cumbres,
ascender a otros reinos donde la niebla es algodón eléctrico,
pero siempre vuelvo,
pero siempre acabo volviendo
a este páramo
donde crecen las metálicas señales de tu pecho.



25-1-2010

Luz. Escondes
el desierto en el desierto.
Espesura. Manos que palpan
lo invisible. Don de la mirada,
estrategia del canto hacia otro fuego.

Duración de mis ojos,
atentos a las llamas invisibles de la casa.
Crepitar oscuro,
                          crujiente madera,
                                                       veneno
en las cortinas del verano terminado.
Septiembre o bala o tinta.
Enero o mar o precipicio.
Playa de tus ojos, formas, aire escrito en esta luz.
Olvido casi vida,
vida casi olvido,
en esta muerte,
en esta tumba.
                        Fragor de los párpados
bajados como persianas de agua:
música en tus ojos fingidamente cerrados. Noche

en la noche profana del canto.



4-2-2010

Como perla en la lluvia
o herida en el viento
se va agujereando este sonido largo:
rectitud de un camino equivocado
que se va perdiendo
hacia el fondo de nadie. Horizontal
persecución del desencanto,
vertical
latido de la alegría en esta sombra equivocada.
Vuelo inexacto: desierto
en la música desierta,
árbol caído que ya no vemos.
Cicatrices anunciadas
en los espejos del tiempo:
la muerte es el reposo de estos pájaros.
Aterida luz.
Belleza en la contemplación
del desastre inacabado,
huida hacia ese fin,
temblor o nostalgia en esta sombra
ya tan muerta.
Venganza del olvido.
A lo lejos tú,
tu cuerpo y la lentitud de sus formas
recorridas por el aire de mi vuelo.

Quietud o bálsamo
de ver mi voz
en esas llamas inocentes.

Escondido azul.
Caricia en manos áridas.
Abandonada tumba de vivir
en la sequedad del canto.


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