jueves, 20 de diciembre de 2012

EL TEMBLOR DE LAS PALABRAS



Cuando llega ese poema
con las palabras del frío,
los párpados se abren
y dibujan la silueta del miedo,
estos pasillos largos
como las mansiones del día
que se rasga lento hacia la nieve.
La memoria del frío es un instante
que se cubre de abandono:
en las calles de la muerte
el tiempo se parece a la venganza.
Hay una sordera en la mirada:
cada paso define su secreto,
lo fértil de la imagen y su inútil transparencia,
los espejos que resumen
la forma del tiempo, las voces
que se encienden y repiten
el signo indescifrable, todas las lluvias
que vinieron a salvarnos,
a decirnos que lo nuestro es otra historia.
Pienso en ti mientras miro
un escaparate. Y es de lencería.
Porque tu cuerpo está diciendo
que me ama, y la distancia
teje azul el hilo de la niebla,
el frío de diciembre, las horas
entregadas al amor de amar sin cuerpo,
lo solo del silencio y su áspera inocencia.
Porque tus labios son un barco
que viene de otros mares, y une
las noches con el pulso
tan cierto del amor, como una línea
frágil que arde entre dos cuerpos,
y separa su luz como el poema
cuando llega al temblor de las palabras.



Luis Llorente
Diciembre 2012

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