viernes, 12 de julio de 2013

CAMINA...




Camina sobre puentes vacíos
en la pausada música del viento.
Se extingue a su paso
la revelación del miedo. Conoce
los lugares que habitó
en antiguos días ya olvidados.
El tiempo era un cadáver,
barro en los perfumes
de esa luna que nacía
en los ángulos del mundo.
Ante un rostro de luz
mira en silencio la materia.
Recorre la última lámpara,
figuración extrema,
fiebre sin descenso,
sueño que no abre
los tallos de su flor.
Rincón nocturno y su intemperie.
El piano sagrado que sonaba
en las horas más altas del verano.
¿Dónde el temblor
de las bombillas, las cuerdas
y signos desvelados? ¿Y todo
el mirar del alba
en qué otro sueño
fue rodando? ¿Qué vigilia
en su escondida muerte
halló las vértebras del día?
¿Qué latido de qué sangre?
¿Qué sonora delgadez
que repta por costados
sin aliento? Y en tu carne
la memoria está vencida,
viviendo con la noche
más allá de lo muriendo.



-
L.

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