martes, 12 de junio de 2012

Y AHORA COMPRENDES EL SONIDO...

                        Yo tenía una libélula en el corazón como otros tienen una patria
                        a la que adulan con la semilla de los ojos.
                                                                                              Juan Carlos Mestre


Y ahora comprendes el sonido
de esta luz que llega tarde y sin abismo,
proclamada y única, inefable y triste
como un tumulto de voces al fondo de la noche,
como el secreto nocturno del incesante oleaje,
como las llamas amarillas de la historia
y su oculta libertad. Tienes un pájaro
ardiendo en los labios, posado
como un eclipse sin memoria, donde sucede
toda la lluvia a la alegría, y la distancia de los ojos a la muerte
y el tiro frágil de la luz y el pulso cierto
de todo lo que se reúne
tan nuestro, tan agarrándose a la vida
cuando sólo escribes un verso
como una rama rota que no sabe
separarse de los sueños: partido en dos el barco
ya no llega, y llega hasta el fondo de la lluvia, y entonces amas
ese lugar que nunca existió
y que siempre se recuerda como un reloj en medio de la nada.
Y entonces oyes
el viento sobre el álamo,
la música de un incendio ya extinguido,
el ruido de la ciudad y el aullido de los perros a lo lejos,
repitiendo las figuras de la muerte, como un parpadeo que nadie
hubiera visto
si no estuvieras aquí, en este recinto de la sombra,
enamorado y huyendo, como arcano indescifrable
o como párpado sin reino: cerrar los ojos y ver
esa escala secreta
como agua ante el durmiente, como impulso de la voz,
de los olvidos que siguen y se pierden al fondo
y dejan de nombrarte.


© Luis Llorente

2 comentarios:

  1. Hemosísimo poema nos has regalado hoy poeta. Esta mirada nuestra capaz de hacer con la palabra universos de mágica coherencia, paisajes del alma... Y justamente en este día... ¡Un fuerte abrazo Luis!

    ResponderEliminar
  2. Este poema me parece una maravilla. No me dió tiempo a ponerte el comentario en Fbook.

    ResponderEliminar