martes, 21 de diciembre de 2010

DIVAGACIÓN

Un poema –a veces– es un insecto
que sale de la boca.
Una herida en la niebla,
un lugar triste. Escuchamos ese tango
que se queda ahí, escondido
tras la puerta. Y la habitación es tuya
y tal vez está en tus ojos. Y no tienes miedo.
Caminas en tu casa solo.
Caminas solo en tu casa.
Caminas en tu sola casa, solo.

A veces tiemblas de frío.

Otras veces te quedas mirando
al horizonte, desde la ventana más íntima,
la que nunca tuviste y ahora tienes.
La de casa. Tu favorita.
¿Sabes a cuál me refiero?
Esa ventana tan…

Y hay una rosa mustia. Llevabas mucho tiempo
sin utilizar esa palabra. (Se puede hablar de la rosa,
puedes hacerlo, pero de otra manera).
Y qué quiere decir otra
En cualquier caso esto es un poema
–creo que es un poema–
y si no lo tienes claro aún, no importa.
Qué importa en realidad mientras sigas escribiendo.
Decía que hay una rosa. Y está mustia.
Porque todo te lleva a la tristeza. Ya sea fingida o no.
Intentas escribir unos versos. Todo te lleva a este lugar baldío.
No llegas a ninguna parte. Juegas con el lenguaje,
te enfrentas –indefenso– a tu tedio.
Y esa rosa te sirve
para imaginarte una ventana:
la que te falta, la que no tienes.
(Ni siquiera ahora.)
Y resulta que después esa ventana
te sirve para imaginarte un barco:
el que te gustaría tener, aunque el mar da mucho miedo.
La noche empieza a caer sobre la tarde. Y vence.
Son las ocho de la tarde. Es pronto para seguir aquí.
Apenas es pronto. No sabes si leer
a Huidobro o a Juan Liscano.

Esta ciudad no tiene mar. Pero tú hablas del mar.
Y de qué sirve, si el mar no está aquí.

Es diciembre y hace mucho frío.
Pero tú te empeñas
en hablar de agosto,
en tus recuerdos de verano.
Y de qué sirve, si el verano no está aquí.

Porque recuerda: un poema
–a veces– es un insecto que sale de la boca.



21-12-2010
Del poemario Nunca

1 comentario:

  1. "Esta ciudad no tiene mar. Pero tú hablas del mar.
    Y de qué sirve, si el mar no está aquí."

    me gustan mucho esos versos.

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