lunes, 20 de diciembre de 2010

CRISIS (después de escribir doce poemas en una semana)

20-12-2010

Para qué escribir
si la renuncia es blanca.
La felicidad un equipaje.
La mano
corta el aire gris,
tu mano
corta la cabeza.
Tu cabeza corta la mano
con los ojos. Yo me tiro
por la ventana.
El suicidio es otra vida.
No quiero ser poeta.
No más.

Y qué me dicen
de su madre. Díganla
unas palabras bonitas.
Escríbanla un poema.
Yo tiemblo. Me canso.
La verdad es que no puedo
mucho más.



20-12-2010

Hay un lago y un bosque.
Una ventana.
Un pájaro.
Tu vientre es una colina
–y ya lo he dicho–
pero tu vientre no es una colina.



20-12-2010

La palabra nunca.
La palabra noche.
La palabra tregua.
La poesía es una…
que se marcha hacia…

El poema tiembla
más o menos de esta forma:
hay una puerta y luego una mesa
y luego un libro abierto por la página nunca
y luego un…
¡Oh latido esencial del abandono!
¡Vallejo es un pellejo!

Este poema sólo podrá ser leído
después de conocer
todo lo anterior.

Y miren a sus pies,
tengan cuidado,
no sea que tengan restos de fuego,
lluvia ácida o ceniza.
Tengan cuidado: cuando quieran darse cuenta
ya serán un perro.



20-12-2010

Somos muchos poetas en el mundo.
Y hacen falta pocos poetas en el mundo.

Pero seguimos escribiendo
para seguir siendo muchos.

Porque nos gusta llevar la contraria
a las peticiones del Señor.

Tu padre tiene una escopeta: cógesela.
De caza, en el armario, pero no sé cómo se carga.

La sangre de un caballo o de un faisán o de un jabalí.
La sangre de un poema o de una casa o de un poema o de una casa
o de un poema-casa
o de una casa-poema.

Los puertos hundidos, los barcos hundidos.
Los barcos en el puerto.
El puerto en los barcos.
Es lo mismo.



20-12-2010

Ella.
Yo quiero amarla, pero me cuesta
mucho dinero.
O no. No me cuesta
porque no tengo dinero.
Quiero penetrarte.
¡Tu cuerpo lánguido que se inclina y rebota!
¡Te hundes en la tierra y escupes la arena de la luz!
Ay si yo tuviera
la capacidad de amarte. Mi gusano
mi gusano mi insecto insectito
latidito en tu vestidito
mi falo-lumbre en tu boquita muerta
y mi cabecita en tus cabezas de seno de tocino
marfil o muerte
sexo
como tú
sexo
como nosotros
sexo
como la minifalda de Dios
(blasfemo!)
¿Y qué si nunca me haces
caso?
No quiero provocarte,
pero como nunca dices nada
y sé que no me vas a castigar…
y llora la tarde
la tarde llora
la edita la llora
el llanto y la llanto de la hora



21-12-2010

Nunca pensé
escribir un poema como éste.
Pero lo que uno quiere
no coincide normalmente
con lo que uno hace. Así pues
tengan en cuenta el paquete de cerillas
para incendiar la casa. O la finca.
O tus ojos de espuma
O la carne muerta de ballena viva
O la arena que no muere sólo a veces
O el destello de una puerta desbocada
Las imágenes se mueren en silencio. Alguien las busca.
La marea sube cuando el pan nos necesita. Alguien lo busca.
Los ruidos suceden al desierto. El desierto los busca.

Aquel disco de rock ya no suena. Ya no lo escucho.
Ya no hay más ya para después del tiempo. El ahora es incesante.
Yo no hay más yo para después del ritmo. El nunca es incesante.

De camino a casa te encuentras con tu muerte.
Y te dice: “hola; te recomiendo morir ahora.”
Y le dices: “adiós; te recomiendo no recomendarme nada.”



21-12-2010

Usted lo sabe.
Usted sabe que este poema
no es un poema. Sólo unas palabras
que salen de mi boca. Y del cerebro destruido.
Y del corazón frío, coagulado como ramas de sangre.
Sí, es un árbol de sangre. Una marea de ojos.
Una ola lejana. Y mirad al fondo del horizonte:
el reflejo del cielo es aquel barco. Allí es donde yo
viajaba con mi tío, el pirata, el de Tarragona.
Mirar el mar era mirar la vida.
La luz en las olas me cegaba. Llevábamos un buen vino
para toda la familia. No toda: los que estábamos allí.
Ese verano fue magnífico. Esos días de agosto.

Y mientras tanto hay un poema que usted sabe.

Unas simples palabras
que salen de mi boca
para tocar sus manos con mis manos.



21-12-2010

Para mirar el suelo es necesario
despedirse de tu cuerpo. Dejar de ser
ropa y carne, por un momento.
Salirse de uno mismo, arrancarse los ojos
y quebrar los huesos para que se caigan
en el pozo del alma.

Para mirar la lluvia es necesario
sentir el vértigo de un piso veinticinco.
Tírense por la ventana: es muy fácil.
Aprieten el gatillo: extremadamente fácil.
Pero para tirarse por la ventana,
para apretar el gatillo,
hay que tener ventana,
hay que tener pistola.



21-12-2010

En la Universidad me han enseñado
a no saber nada. La literatura del XX
es hermosa: sobre todo la poesía.
Pero fíjense en una cosa:
hay poetas que están en un rincón,
y otros que están en medio de la página.



21-12-2010

Él sabía transformar un árbol
en un poema. O un poema en un árbol.
O una casa
en un puente. O
un cuerpo en una música.
O
una sábana en un zapato.
O una mosca
en una baldosa.
O. O. O...
Podríamos decir
muchas cosas aún.

Se llamaba Huidobro.



Luis el de Segovia de la 1984 el Llorente
*poemas basura para el libro Nunca

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