Siempre el agua me cantó en las tejas.
Habito donde sus caños,
sus bocas salen a chorro.
Las palabras que en el cántaro
la noche recoge y bebe
con agrado
saben a tierra por ser mías.
No soy de aquí y no os debo
nada, nadie
podrá negar la evidencia
de ser llama o agua,
fluir en lugar de ser piedra.
Perdonadme la transparencia.
Eugénio de Andrade (traducido por Á.C.P.)
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