Si de este otoño una hoja,
sólo una, se desprendiese
de su cabellera rubia,
soñolienta,
y sobre ella la mano
con el azul del aire escribiese
un nombre, solamente un nombre,
sería el más aéreo
de cuantos tiene la tierra,
la tierra caliente y tan avara
de alegría.
Eugénio de Andrade
(traducido por Á.C.P.)
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