NADA AHORA, CAUCE MUDO
Nada ahora, cauce mudo,
y reapareces. Quizá venga mañana
con ojos equivocados
a morder la noche de tu cuerpo.
Quizá los días de sangre hambrienta.
Quizá todo como un túnel.
Quizá esa hora confundida y exacta.
Quizá la lluvia.
Quizá la muerte.
Quizá la vida.
LA CIUDAD SE EMBRIAGA
La ciudad se embriaga
y se quita telarañas como un bosque.
Los caminos se anudan, y recorro la música
solamente con nadie.
Es el lugar donde la apariencia se nombra a sí misma,
espejismos que se alargan sobre el día.
Se encienden los brazos de esa estatua,
lentas ramas hacia todos nosotros:
los que miramos, y perseguimos una sombra que no existe.
ESTA PLAZA
Esta plaza, secreta floración del abandono,
donde miro caer
las agujas del árbol. Y no hay nadie. Y estabas tú.
NADIE
Nadie ve lo mismo que yo veo.
(Nadie conoce este lugar, ni conoce su canto).
Comienza con lluvia la tarde
y mis ojos comprenden la ceguera.
Era oscura tu casa. Era tibia.
Y ya dónde estás, adónde has venido para verme,
y quién nos ve.
EL AIRE
El aire no respiro.
No respiro. No respiro. El aire no respiro.
Respiro la música de las calles
donde bebimos tanto vino y tantas horas de nosotros.
El aire no respiro.
No respiro. No respiro. El aire no respiro.
Respiro la música,
sus sílabas ocultas,
el hechizo transparente de la tarde,
su secreta tierra como un arpa.
Luis Llorente
De Distancia de bosque
*los intertextos (versos en cursiva) son de poemas míos que pertenecen a otro libro. Luego debería llamarlos "autotextos".
me gustan. breves y buenos.
ResponderEliminar