23-12-2010
Las palabras son
deliberadamente azules.
Se entregan al sueño.
A veces son como parecen,
y dicen más de lo que dicen.
El espacio del poema
no será real, pero habrá un límite
donde sentir el clima o la selva:
atmósfera salvaje o contenida.
Si digo casa, me imagino mi casa.
Si digo noche, me imagino una noche cualquiera.
Si digo perro, veo un perro que viene a morderme
porque quiere que lo acaricie.
Si digo poema, no sé lo que digo.
Las palabras son
deliberadamente azules.
El lenguaje, la retórica,
la alegría de decir
y enmarcar lo que uno sabe,
lo que creemos conocer.
La música de la espera transparente.
La distancia paralela de dos nubes.
La esfera de un ojo que sangra
y que sale de la tierra.
La forma de un dios desolado.
Las líneas del fuego.
Se apaga. Se apaga. Se apaga…
El arco y la diana.
El punto y la luz.
El giro y el principio.
Y las palabras, qué decir
de las palabras: están a veces,
existen en la mente, son mentira.
Luis Llorente
Del poemario Nunca
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