Si he de esconderme, por seguro que
será
en el mismo templo, en la luz de la Poesía :
John Keats
Escribo en un café,
cuando no pensaba que el
canto
viniera a visitarme. Hay una
emoción
extraña, diferente, en la
piel
de estos días que vuelan
como nubes. Largo y
tendido,
como una lluvia interna
que abraza la luz entre los árboles.
Porque soy un hombre
extraño, y nunca fui
feliz sin pretenderlo. En el
sabor del café
hay una líquida belleza,
como una presencia
cotidiana.
La luz del bar
va llenando la mañana fría.
Leo una antología de Keats
y pienso
en la costumbre del amor,
la última ascendencia,
estas horas que se alargan
como signo indescifrable.
Muchas veces recuerdo
lugares
donde fui feliz,
el temblor de un cuerpo
desgastado en su deseo,
la incomprensible alegría
de caminar bajo la lluvia
con la mirada imposible
una tarde de invierno.
Ahora recordar un día de noviembre,
un minuto sagrado entre la
niebla,
la huella de un incendio
que quedó sin tiempo.
Esta ciudad te ha conducido
al extrarradio, a un laberinto de aceras
y miradas donde tu monodia
no se interrumpe.
Las líneas de una mano, la
sombra en el cuaderno,
esta pátina de irrealidad
que tiembla en el
instante.
Pienso cuanto escribo,
los versos me definen,
vengo de un lugar
más extraño.
(Suena una canción de Vetusta
Morla: la vida es esto).
El Antiguo Café, Segovia, 9 de enero de 2013
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