ardiendo
qué hilo no nos separa de la nada
Ana Gorría
qué hilo no nos separa de la nada
Ana Gorría
Arrojas al
canto
la sal de
la memoria
La piedra
fulgura
el lento
animalito
de párpados
cautivos
la rota luz
en las cuerdas de la mansedumbre
la espinada
ceniza de los días
la resina
del árbol
en los
círculos de muerte
o el beso
de fuego
que se
atiene a la tormenta
Aquí en la
boca
no fantasma
aquí en el
cuerpo
no entra
luz
Qué signo
quién contempla
el incierto
farfullar de los sonidos blandos
como agujas
del destierro
coronado
el hilo que
pende
más
antiguo que el silencio
el choque
derrotado en las batallas
y los días
escritos
en la nube
de los labios
la música
prestada a la intemperie
las venas
de la aurora
abiertas y
acabando
pero dónde
la hermosura no termina
el temblor
apagado en los espejos
los olvidos
sonámbulos
y las
trazadas manos
sobre la
sombra
de tu canto
los ojos
que cortan
otros ojos
los dedos
que acarician
otras
huellas
en límites
de nadie
Luis Llorente