Toda la luz del
tiempo permanece
y en su torre
total el medio día.
Pablo Neruda
Ella sobrevoló como un tumulto
y tiempo al fondo lejos yéndose
como la tabla recta de la muerte
un minuto voraz en los volcanes
los disecados perros que anunciaban
el regreso las nubes sol al fondo
de esta primavera lejos yéndose
y todas las agujas que suenan
no hay nadie no hay nadie
que habite el sepulcro
donde todo yo muere
donde toda tú
te elevas
y sientes el peso de la sombra
los párpados cayendo
los bosques que arden
tan sin nunca se encuentran
Ella sobrevoló las voces del deseo
los días acabados huracanes de luz
metralla antigua quién recuerda
los motores del mundo enaltecido
los ruidos y las piedras
los ríos de marzo fluyendo hasta la
luz
hasta el viento de junio
hasta la sequedad cautiva de septiembre
quién recuerda la hora
toda tú permaneces callada aquí
en la garganta estrecha de la vida
y sólo del amor queda el veneno
la piel el tacto del humo las telas
las lámparas encendidas en la noche de
nadie
los latidos que se adentran en lo
oculto
no nadie escucha tan sin sol sobre la
sombra
el fuego en las pupilas los labios
dicen siempre
los ojos dicen tú
el viento dice nadie
y nadie está con el agua que origina
el día
como todo
loquenopuedodecir
al fondo siempre del mundo
y su estrecho silencio como entero
cauce
donde
cada segundo
nombra
una
lenta
despedida